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Tranquilo en su vida cotidiana, tímido ante las multitudes, optando siempre por estar atrás de los reflectores, Emmanuel Lubezki no lo pensó mucho cuando se le preguntó qué le venía a la mente al escuchar el nombre de Donald Trump.

“Siniestro, racista, pelafustán, vómito, mierda”, dijo ayer ante un Auditorio Nacional lleno de jóvenes que le aplaudieron por varios segundos.

“¡No voten por él!”, dijo instantes después, sonriente, al recordar al candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano.

Ganador de tres premios Oscar consecutivos desde 2014 (Gravedad, Birdman y El renacido), El Chivo como se le conoce en el ambiente cinematográfico, estuvo presente ayer en el evento México Siglo XXI, Líderes que hacen historia, organizado cada año por la Fundación Telmex.

Su definición de Trump se dio en un juego que consistía en decirle palabras para que respondiera lo primero que le viniera a la mente.

Instantes antes había dicho que para él no era un triunfo estar en Hollywood, donde contabiliza una veintena de producciones dirigidas, entre otros, por gente como Tim Burton (La leyenda del jinete sin cabeza), los hermanos Coen (Quémese después de leerse) y Michael Mann (Alí).

“Mi carrera es muy particular, individual, cuando me fui e intenté regresar fue en un momento que no se producía mucho cine en México; luego hice una familia (en EU), un bebé en Los Ángeles, tenía que trabajar y me fue difícil regresar.

“Nunca he visto como triunfo trabajar en Hollywood, el triunfo es una cosa interna, es cuando se está satisfecho con lo que estás haciendo y saber hacia dónde vas”, recalcó.

Emmanuel, de 51 años, reconoció que en las ceremonias del Oscar, mientras se encuentra sentado en su lugar, tiene como deseo no ganarlo.

Y eso porque al no estar acostumbrado a estar frente a cámara, se intimida ante la idea de subir al escenario. “¡Ya luego se me quita!; el ego me dice: ‘¿ya ves?, ¡lo hiciste!’”, bromeó.

El Chivo llegó con el objetivo de hablar de su carrera, que está por cumplir las tres décadas, ayudándose de un manojo de hojas escritas, las cuales eran, dijo, su acordeón.

“Porque de verdad no me acuerdo de las películas que filmé”, recalcó el fotógrafo que portaba tenis negros con plataforma en blanco.

Sorprendió más cuando aceptó que al entrar al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, donde estudió, apenas comenzaba a ver películas.

“Ahí conocí a Alfonso (Cuarón, Y tu mamá también) y Luis (Estrada, El infierno) y ellos sí eran fans de verdad del cine, yo en esa época de la universidad fue donde aprendí lo básico, cómo prender la cámara, poner el magazine de la película, la batería, y tuve la oportunidad de hacerme amigo de mucha gente con la que comencé mi carrera”, narró Lubezki.

¿Otro maestro? El director Terrence Malick, con quien trabajó en El árbol de la vida y Nuevo mundo.

“Me enseñó a trabajar con luz natural y a algo importante: observar.

“Muy poca gente se detiene a ver la luz, un vaso y me enseñó a buscar lo efímero, que es como trabajar en foto fija, captar eso que puede ser ahí y nada más y fue como cerrar el círculo, porque yo quería hacer foto fija desde un principio”, explicó.

Riesgos de Internet. Lubezki consideró que existe un riesgo en las actuales plataformas digitales, cuando únicamente se preocupan por hacer contenidos. “La parte que me preocupa es cuando comienzan a producir, habiendo dos tipos de producción: una es invitar a autores a hacer cosas maravillosas y eso me interesa.

“ La otra es cuando dicen que necesitan contenidos y no sé qué quieren decir, ¿son como 37 hamburguesas, 20?, eso me preocupa, si las plataformas comienzan a hacer contenido para hacer negocio, no sobrevivirán, pero si usan gente que cuenta historia, van a hacer cosas increíbles”, destacó.

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