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Pocos lo saben, pero cuando era joven, Silvia Pinal llegó a servir las mesas de un hotel que era propiedad de su padre. “Y me gustaba, porque llegaba a ganarme mis propinas”, reveló un día, envuelta por los 35 grados acapulqueños, quizá su ciudad favorita.

Cuando se paseaba entre los comensales, la nacida hace 85 años en Guaymas, Sonora, aún no pensaba en la fama y reconocimiento que tendría.

Sólo tenía claro que nunca dejaría de trabajar, porque de otra forma, se aburriría en la vida.

Y así continúa hasta ahora. Su asistente no para de tomar llamadas solicitándole entrevistas previas a su cumpleaños de hoy.

Pinal no responde. Se encuentra entre juntas y con un viaje fuera de la Ciudad de México que la tiene atareada. Así que en definitiva no podrá.

Silvia comenzó su carrera actoral en forma en 1949 con El pecado de Laura, cinta dirigida por Julián Soler y protagonizada por Abel Salazar.

Un año antes, había irrumpido con Bamba, donde su personaje era embarazado por el villano.

“El excesivo calor de estas regiones permite a las mujeres ir ligeras de ropa y mostrar el encanto de sus formas”, decía la promoción del largometraje.

La belleza de ella cimbró España y Cannes, cuando en 1961 con Viridiana y de la mano de Luis Buñuel, ganó el festival de la Riviera francesa.

Entonces, en la Madre Patria cuando se paseaba le gritaban “Maja guapa” y en Francia, el público se quedaba quieto a su paso.

“Claro, cuando le decían a una esas cosas, se sentía bien, te hacían sentir más hermosa, siempre”, recordó en alguna ocasión en entrevista con EL UNIVERSAL.

Joaquín Pardavé en El casto Susano, Pedro Infante como El inocente y Enrique Rambal en El ángel exterminador, sucumbieron ante ella.

En la vida real, se casó con el director actor Rafael Banquells, luego con el productor de cine Gustavo Alatriste, siguiendo su matrimonio con el roquero Enrique Guzmán y, en los 80, con el político Tulio Hernández, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), colores con los cuales llegó a ser diputada federal.

De Guzmán, papá de la cantante Alejandra (“La plaga”) escribió en su libro autobiográfico lo ocurrido tras un ataque de celos de aquél:

“Un día llegó con una pistola, me la aventó en la cara y como loco gritaba: ‘tú no me quieres, lo que quieres es matarme ¿verdad? ¡Toma la pistola y hazlo!”, detalló.

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