CRISTINA PINEDA

cristina.pineda@eluniversal.com.mx

Todos quieren su pedacito de Juanga para llorarle.

En Parácuaro, los familiares piden que se respete el que, dicen, fue el último deseo del divo: ser enterrado junto a su madre. En Ciudad Juárez, el gobernador César Duarte ofreció convertir la casa de Juan Gabriel en museo para que ahí se depostien sus restos.

En la Ciudad de México, ante la falta de un ataúd sobre el cual llorar, los fans se reúnen fuera del Palacio de Bellas Artes para cantar “Amor eterno” y en la Plaza Garibaldi (ayer por la noche) para una misa en su memoria.

Hasta ahora sólo dos cosas son seguras: que los restos de Juan Gabriel fueron cremados (según confirmó a EL UNIVERSAL Roberto Perea, director de Comunicación Social del Instituto Nacional de Bellas Artes) y que el sábado comenzarán los homenajes en Ciudad Juárez, informó la familia en un comunicado. En ese mismo texto se señala que se prepara un tributo a la carrera de Juan Gabriel en varios lugares y durantes varias semanas.

Pero sus fans no esperan. Ayer Bellas Artes amaneció cantando. No importó cuántas veces se repitieron sus canciones, la gente no se cansó de entonar con la misma fuerza a Juan Gabriel en una espera que, sin saber cuándo acabará, llenan de porras, aplausos, llanto y música.

Desde temprano, el espacio se dividió en dos grupos: los que estaban junto a uno de sus imitadores y los que seguían a un trío de jóvenes.

Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, indicó que aunque las actividades están aún por definirse se tiene pensado hacer un homenaje en el Zócalo, tras concluir la Feria de las Culturas Indígenas.

Su último concierto. Mayela Orozco trabajó con Juan Gabriel durante 15 años y hasta su último concierto en Los Ángeles. Como su corista, siente un gran golpe porque había visto al cantante muy bailador, queriendo siempre complacer a sus seguidores.

“Aunque respetaba mucho su espacio y su momento de prepararse para los shows, el último día sí entré a su camerino a verlo, estaba muy contento e incluso se estaba carcajeando de algo que estaba platicando; me despedí de él porque teníamos libre el siguiente día y yo viajaba a Guadalajara para presentarme. Me dijo ‘claro que me acuerdo, qué bueno que no tenemos trabajo ese día mi’ja para que puedas ir’. Le respondí que quería su bendición o patada de la suerte, me tomó con sus manos de la cara y me dijo ‘a ti siempre te va a ir bien’. Eso fue lo último que hablé con él y me quedo con eso tatuado en el alma”, confió.

Para ella, su mayor fortuna fue haber tenido la amistad de El Divo de Juárez, quien incluso la apadrinó en su carrera como solista. En esa última presentación cantaron a dueto (como en otras ocasiones)“Amor Eterno”, pero aquella vez fue diferente ya que en el momento, Juan Gabriel le manifestó con señas lo que debía hacer: caminar lento, tranquilizarse y gozar del espectáculo.

“Siempre me apoyó, estuvo para enseñarme algo y cuando necesité consejo, me lo daba cual si fuera mi padre. Me abrazó cuando necesité llorar, era mi amigo. Tuve la fortuna de verlo antes de que partiera.

“Lo veía contento, pensativo en algunos momentos por algo que estuviera pasado por su vida, pero siempre para adelante. Trataba de que los que estábamos alrededor estuviéramos bien y cuando estaba con nosotros era cordial, cariñoso. Nos contaba un chiste, nos decía lo que quería que pasara en el escenario, las ideas en su cabeza”.

Las pláticas con él eran de cualquier cosa y afirma que nunca los vio por abajo del hombro sino al contrario, era muy sencillo. “Le gustaba la fruta, disfrutar los momentos con sus amigos, muchas veces estaba produciendo en su cabeza algo o se le ocurría una canción, un arreglo nuevo. Pensaba en seguir dando amor. No sé qué vaya a pasar, lo que sí sé es que se fue tranquilo, contento, amando a su gente cercana y lejana; lo que me tranquiliza es que al parecer no sufrió, ¿qué más puedo pedir en este momento? Si se fue así yo estoy tranquila”.

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