Así como a Katy Perry le sucedió hace unos días en su concierto de Río De Janeiro, otros artistas han tenido que pagar con sustos y divertidas anécdotas lo que generan en sus seguidores que no dudan en subirse al escenario para poder tocarlos y verlos más de cerca.

En el cierre del festival sudamericano Perry invitó a una fanática llamada Rayane a subirse con ella para tomarse una selfie, lo que nunca imaginó fue que la chica no dejara de besarla y hasta agarrarle el trasero, lo cual fue un momento incómodo para la cantante ya que en un momento hasta le dijo: “Detente”.

En México, Residente, de Calle 13, pasó un momento embarazoso con un joven que se subió a tocarlo en un Vive Latino. Su reacción fue darle un golpe, argumentó, porque le llegó desde atrás a “ahorcarlo” y no se lo esperaba, aunque días después le invitó un mezcal.

Sin duda Maynard James Keenan, vocalista de Tool, supo cómo manejar la situación con un emocionado fan durante un concierto de la banda ya que, cual deportista de judo, le hizo una llave que lo tumbó y después se quedó haciendo fuerza sobre él sin parar en ningún momento de cantar.

Quienes han tenido que recurrir a la seguridad son personajes como Justin Bieber, que en un concierto en Dubai fue sorprendido por un seguidor que quería acercarse mientras tocaba el piano. Al darse cuenta Bieber se levantó con una cara de tremendo susto e inmediatamente su equipo detuvo al fan, aunque en el intento hasta el piano cayó y se volteó.

En una presentación Slash tocaba majestuosamente su guitarra cuando alguien quería llegarle por atrás, la escena es más divertida porque junto a su seguidor corría una persona de seguridad que no le importó nada y se avalanchó contra él, cayendo juntos del escenario y casi llevándose al músico que hizo hasta lo imposible por recuperar el equilibrio y seguir su show.

Britney Spears sufrió un ataque de pánico y hasta un grito pegó al ver que ya no estaba frente a sus coreógrafos sino uno de sus seguidores, que con la reacción de la cantante decide bajarse; después de algunos segundos, y con un notable esfuerzo, la intérpete de “Toxic” continuó bailando.

En Miami Romeo Santos invitó, como acostumbra, a una mujer al escenario pero ésta se aprovechó tocándole la entrepierna, lo que lo desconcertó. Y hablando de piernas la siguiente víctima es Taylor Swift, quien durante su tema “Bad blood” en Canadá se agachó en una pasarela para estar más cerca de los asistentes hasta que vio que una persona brincó para alcanzar su pierna. Sin duda no le pareció porque además de levantarse lo más rápido puso una cara de pocos amigos.

Después de que Adam Levine, de Maroon 5, consolara a una fan subiéndola al escenario tras pegarle con un micrófono (que aventó al molestarse porque no funcionaba bien), volvió a ser noticia ya que al recibir la sorpresa de ver a una admiradora junto a él en pleno concierto en California no dudó en levantar los brazos en defensa propia aunque después optó por calmarla y abrazarla.

Otra de las anécdotas más graciosas fue la de un concierto de Michael Jackson donde un coreano se subió a la plataforma que lo movía a lo alto del escenario. El rey del pop no pudo más que abrazarlo para que no fuera a caerse hasta que volvieron al suelo donde el personal de seguridad quiso retirarlo pero batalló mucho ya que no podían hacer que le soltara la mano.

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