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Tras una década de no presentar ningún proyecto fílmico, siendo su última película como director Apocalypto en el México prehispánico, Mel Gibson regresa tras la cámara para narrar una historia sobre un hombre que realiza una hazaña imposible: ir a la guerra sin cargar fusil.

Gibson llegó al año 2016 cruzando una trinchera tan complicada como el héroe de su cinta Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge), acercándose a la prensa y al público prácticamente con olor a pólvora en su espalda, pues el escándalo en que se involucró en agosto de 2006 cuando quiso insultar a la policía que lo detuvo en estado de ebriedad, con palabras descalificatorias a la religión judía, le ocasionó una especie de destierro de Hollywood por años.

Pero Gibson parece haber cumplido su “mea culpa”; por fin el actor nacido en Nueva York, criado en Australia y ganador del premio Oscar por su Corazón valiente, puede hablar con su trabajo. Hasta el último hombre es un filme humano que abraza precisamente el compromiso al prójimo y aceptar a cada persona por quien es.

“Cada experiencia que tienes en tu vida enriquece tu trabajo, para bien o para mal, así que trabajé en mí mismo en estos años. Es algo que agradezco, poder regresar a hacer lo que más me gusta, que es contar historias”, dice Gibson de casi 61 años, quien reclutó al actor británico Andrew Garfield para ser el protagonista de su cinta de ambiente bélico, ubicada en el combate del Pacífico en plena Segunda Guerra Mundial contra el ejército japonés.

Garfield, quien ha venido forjando una carrera tanto en el cine independiente como en el comercial, saltando a la fama por su Amazing Spider-Man, es de ascendencia judía, pero no tuvo problema con sentarse a escuchar la propuesta de Gibson.

“Me senté con Mel Gibson, me puse a platicar con él y lo pude conocer de una forma real, no tras una lente, entrevista o reportaje de su vida. Lo percibí más íntimamente y fuera del ruido y las tonterías a su alrededor”, recuerda Grafield su encuentro con el también director de La Pasión de Cristo, “me emocionó mucho saber que él estaba tras Hasta el último hombre, porque él hace películas para todo el mundo. Hace un cine que apela directamente al centro de nuestra humanidad. Creo que muchos salen de sus películas completamente conmovidos”.

En Hasta el último hombre, Garfield interpreta a Desmond T. Doss, un joven de Virginia que reconoce la responsabilidad de su generación por salir a defender a EU tras el ataque de los nipones a Pearl Harbor, pero cuyas convicciones cristianas lo llevan a declararse un “objetor de conciencia”, significando que no podía practicar violencia de ninguna forma, sólo asistir en trabajos de rescate a sus compañeros.

Hasta el último hombre está en la lista de las 10 mejores películas del año del American Film Institute (conservatorio de cine en EU) y recibió tres nominaciones al Globo de Oro, para Mejor Película Drama, Director y Actor. La crítica la ha favorecido por su balance de una historia humanitaria en medio de una situación bélica, y el despliegue de personajes que hablan de situaciones de compromisos morales.

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