Bañado por el mar de Cortés, Loreto es uno de esos lugares remotos bendecidos por la naturaleza. Los viajeros pueden comprobarlo al hacer una caminata por la Sierra de la Giganta: ese conjunto de montañas en el que se refugian águilas reales, halcones y borregos cimarrones (hay que decirlo: están en peligro de extinción).

La excursión no es para todos los viajeros, pero quienes se animan a hacerla se llevan la sorpresa de encontrar pinturas rupestres. Las cactáceas gigantes crean un paisaje fantástico a la sombra de cerros casi pelones y filosos y,  de fondo, el mar.

De él emergen varias islas: la del Carmen,  Coronado, Monserrat, Catalina Danzante y algunos islotes.  En invierno, Loreto espera la llegada de varias especies de ballenas. En embarcaciones autorizadas se observan orcas, jorobadas, pilotos y hasta ballenas azules.

Fue  fundado en 1697 por jesuitas. La Misión de Loreto Conchó fue la primera de las Californias y, junto con la de San Javier (otro sitio imperdible), forman parte de la Ruta de las Misiones.

Por su vida marina,  naturaleza en tierra e historia, Loreto, Baja California Sur, fue nombrado Pueblo Mágico en 2012.

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