Seguro, nuestros gritos por mantener el equilibrio sobre el segway molestan a don Pancho Villa y Venustiano Carranza. Sus restos, junto con otros héroes revolucionarios, descansan entre las columnas del Monumento a la Revolución (1). Circulamos por toda la explanada, Desde aquí, Ángel, el guía, nos cuenta que es posible caminar sobre la Linternilla, la cúspide del monumento, y contemplar el amanecer. Pero esta experiencia es independiente al recorrido en segway.

Curiosidades y varias anécdotas se cuentan mientras avanzamos hacia el Paseo de la Reforma, nuestra siguiente parada, justo en el cruce con la “esquina de la información” (2), Bucareli.

Reforma era antiguamente el Paseo de la Emperatriz. Según se dice, Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, fue quien mandó construir esa vía para vigilar, desde el Castillo de Chapultepec, el carruaje de su esposo, del que se dice que era un “ojo alegre”.

La longitud total del Paseo de la Reforma es de 14.7 kilómetros. La avenida fue decorada con 77 esculturas de personalidades destacadas del liberalismo y patriotismo.

Por la Alameda Central

Ahora nos dirigimos sobre Avenida Juárez, vamos hacia el Hemiciclo (3). En su lugar estaba el Kiosco Morisco, símbolo de la colonia Santa María la Ribera. Fue construido con mármol de Carrara, mismo material con el cuál se levantó el Palacio de Bellas Artes (4).

Descendemos del segway para escuchar el origen del nombre “alameda”. Se tenía pensado que fuera un parque tupido de álamos, sin embargo, éstos nunca pudieron sobrevivir debido a las condiciones del suelo.

Atravesamos el parque y llegamos a la calle Doctor Mora, aquí se instaló un espacio dedicado al arte; se llama Laboratorio Alameda (5). Una de sus principales piezas es la réplica del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, creado por Diego Rivera. Está expuesto al aire libre para ser visto por cualquier transeúnte.

Después de una hora, el paseo llega a su fin frente al edificio de la Lotería Nacional (6). Salimos del error al pensar que aquí siguen realizándose los sorteos; ahora es un museo.

Ángel cuenta que el edificio, llamado El Moro, fue el primer rascacielos de la Ciudad de México. Su estilo art déco asemeja un penacho. También dice que los famosos niños gritones eran seleccionados de orfanatos.

Compramos un billete y lanzamos monedas a la fuente de la fortuna, en el exterior del edificio. Si el ritual funciona ya veremos nuestro número de billete publicado en algún periódico.

  1. PASEOS A DOS RUEDAS

Cuánto cuesta. 290 pesos por persona. Tiene una duración de una hora. Se puede extender a dos con un costo adicional.

Dónde comprar los boletos. Puede ser a través del sitio web de City Go o en el módulo de Turibús que se encuentra frente al Monumento a la Revolución.

En línea. citygo.mx

SCHSC

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