El propietario del restaurante  La Fraschetta del Pesce, en Roma, ha declarado que “no es grata la presencia de niños menores de cinco años” para evitar que su local se convierta en  “un campo de batalla”.
Harto del mal comportamiento de algunos niños y después de vivir episodios desagradables con ellos, Marco Magliozzi ha optado por lanzar un mensaje a los padres que quieran ir con sus hijos pequeños al restaurante. “No les prohíbo la entrada como tal, solo digo que no es grata la presencia de niños menores de cinco años, a menos que vengan con padres que los controlen. ¿Cuál es el problema?”, dijo Magliozzi, que regenta  La Fraschetta del Pesce, especializado en pescados y situado en Roma.

Su mensaje provocó  un gran revuelo y ha llegado a las redes sociales, pues algunos clientes y curiosos que pasaban por delante del restaurante decidieron hacer una foto y subirla a la web. En la puerta de entrada hay un cartel con una frase que no deja lugar a la imaginación: “Debido a episodios desagradables causados por una mala educación, en este local no es grata la presencia de niños menores de cinco años”.
“Van al baño, tiran el papel por el suelo, mezclan la sal y el aceite con el agua, corren por los pasillos, provocan que los camareros se caigan... No se puede trabajar así”, declaró indignado, al tiempo que señaló que “después uno se lo dice a los padres y te contestan de mala manera”.

Además del llamativo cartel, este anuncio está acompañado y decorado con dibujos de carritos de bebés bajo señales de "prohibido" y, hasta hoy, también incluía la cara de un niño visiblemente enrabietado.
El suceso provocó que la Policía italiana se acercara al lugar para pedir explicaciones al dueño, al que todos llaman “El Comandante”.
“He prometido a la Policía que quitaría la calcomanía del niño gritando y las promesas se cumplen, así que lo he hecho, ya no se ve la calcomanía del niño que grita”, confesó.

Magliozzi explicó  que no prohíbe la entrada de niños aunque sí, explícitamente, el ingreso de familias con carritos de bebé, una medida que atribuye a la falta de espacio.
“He decido prohibir los coches por una sencilla razón: no hay espacio para todos. O entran ellos o entro yo”, afirmó. “Afortunadamente, la ley italiana no me dice nada sobre prohibir la entrada de coches. Y sobre los niños, solo digo que no son bienvenidos”, concluyó.

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