La vida de un piloto de la Fórmula Uno consiste en muchos viajes, conocer distintos lugares alrededor del mundo, cambios de horarios y un sinnúmero de hoteles. Por varios meses se está lejos de casa. Sergio Pérez acepta la dificultad, pero afirma que el automovilismo es su máximo pasión.

“No es fácil estar lejos de tu familia en casi todo el año. Es algo que a mí me interesa mucho, el estar cerca de ellos”, dice el volante en plática con El Gran Diario de México.

El tapatío está consciente de que la carrera de un piloto no dura toda la vida. “Estoy viviendo mi sueño y quiero disfrutarlo al máximo. El tiempo que esté en la Fórmula Uno quiero cumplir todas las metas que me propuse cuando empecé”.

Pérez ve el retiro de las pistas a lo lejos, mas, con el temprano retiro del alemán Nico Rosberg, a los 31 años, comenta que uno nunca puede dar por sentado lo que tiene. “Uno no conoce lo que la vida te tiene preparado”, continúa el volante, de 26 años. “Yo espero quedarme una década”.

Checo tuvo la mejor campaña en su trayectoria como profesional. Grandes carreras como la de Singapur, Bakú y Mónaco le permitieron al tapatío mantenerse en la séptima posición, con 101 puntos. Con los ojos en 2017, Sergio espera con ansias el Gran Premio de México.

“Estar con tu gente y poder darles esas alegrías... es lo que más espero”.

Fiel seguidor del América, Checo no podrá asistir al Estadio Azteca o al Universitario para apoyar a los azulcremas en la final contra Tigres.

“Estaré de vacaciones, pero los veré en la televisión. Veo a las Águilas campeonas”.

También, espera que hagan un gran papel en el Mundial de Clubes, en Japón. El mexicano convivió ayer con sus seguidores en Polanco. Posó con ellos para algunas fotografías y firmó autógrafos. 

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