Budapest.— Siete días después de la muerte de Jules Bianchi, un espeluznante accidente del mexicano Sergio Pérez provocó ayer momentos de estupor en los primeros entrenamientos libres del Gran Premio de Fórmula Uno de Hungría.

El piloto de Force India superó, aparentemente ileso, la fuerte colisión con el muro del circuito de Hungaroring, donde el británico Lewis Hamilton fue el más rápido tanto en la sesión de la mañana como en la de la tarde.

El volante de Mercedes, cuatro veces ganador en Budapest, subrayó así su rol de favorito para la carrera de mañana, en la que se espera de nuevo calor sofocante. Su compañero de equipo y máximo rival, Nico Rosberg, fue claramente más lento.

“Gracias a dios, está todo bien”, dijo ‘Checo’ Pérez tras su accidente en la práctica de la mañana. “El circuito está de momento muy sucio. El auto se me fue de atrás y me estrellé contra el muro”, explicó el mexicano, que no cree que la causa del choque haya sido un problema de suspensión.

“El auto quedó bastante dañado, pero espero que podamos recuperarnos y aprovechar algo de la segunda sesión de prácticas”, señaló.

No fue así. Force India renunció a participar en los entrenamientos de la tarde, por precaución.

La escudería explicó que antes de volver a poner sus bólidos sobre el asfalto quiere analizar detalladamente el problema de suspensión que al parecer causó la colisión del mexicano.

“Estaba muy asustado cuando volqué, sólo pensaba en salir de ahí. Afortunadamente estoy bien, los médicos me revisaron y me dieron el alta. Ahora espero que el coche no tenga tantos daños”, refirió el piloto de 25 años de edad.

Ni Pérez ni el alemán Nico Hülkenberg participaron por tanto en la sesión vespertina de entrenamientos en el trazado húngaro.

Por la mañana, el volante tapatío se salió del trazado a toda velocidad por razones aún no aclaradas y estrelló su bólido contra las barreras de seguridad, donde rebotó y se dio la vuelta.

Pérez quedó sentado en un principio cabeza abajo dentro del ‘cockpit’ de su coche, hasta que pudo salir ayudado por los asistentes del circuito.

“El auto colisionó en un ángulo muy desfavorable, por eso se dio la vuelta”, explicó el piloto, que pudo regresar por su propio pie, acompañado por un integrante de su equipo a la zona de boxes, donde fue revisado.

Con pegatinas y mensajes sobre los bólidos y cascos, los equipos y pilotos recordaron con nostalgia también a su colega Jules Bianchi.

La marca ‘JB 17’ remite al dorsal que usaba el piloto francés, fallecido hace una semana después de pasar nueve meses en coma por su grave accidente en el Gran Premio de Japón de 2014.

Mañana, un cuarto de hora antes del comienzo de la carrera, habrá un minuto de silencio en su honor. Además, el número 17 será retirado como dorsal en la Fórmula Uno, según decidió la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) como un homenaje póstumo al ex compañero de Sergio Pérez.

En las prácticas de ayer, Hamilton fue inalcanzable. El británico hizo el mejor tiempo en las dos tandas de entrenamientos sobre el sinuoso circuito húngaro, en el que las temperaturas superaron los 30 grados.

Por la mañana, el líder del campeonato hizo un crono de 1:25,141 minutos y distanció a Rosberg en 0.109 segundos. Por la tarde, la diferencia fue aún mayor y con 1:23.949 minutos puso 0.719 segundos entre las dos ‘flechas de plata’ de la escudería alemana.

Rosberg sólo pudo ser cuarto en la segunda sesión, por detrás de los sorprendentes Red Bull del ruso Daniil Kvyat y del australiano Daniel Ricciardo. La estrella de Ferrari, el alemán Sebastian Vettel, hizo el séptimo mejor tiempo por la tarde al detener el reloj en 1:25.660 minutos.

El volante español Fernando Alonso, de McLaren Honda, ocupó el octavo lugar en la tabla de tiempos vespertina, con 1:25.752 minutos. Por la mañana, el bicampeón mundial había sido undécimo, con 1:27.272.DPA

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