Cleveland.— Desde lo alto, en el centro de la ciudad, no hay muchas evidencias visibles de la sequía de títulos que aqueja a Cleveland desde hace 51 años en el deporte profesional.

En el último de los 42 pisos de la Terminal Tower, en una renovada Cleveland, no hay desaliento ni maldiciones. Sólo una vista espectacular.

Al pie del edificio se ve que la ciudad pasa por un renacimiento. Barriles anaranjados delimitan las zonas en construcción casi en cada calle. Los peatones atestan las aceras. Todos parecen llevar una prenda de los Browns, Indians o Cavaliers. Muchos tienen la camiseta de LeBron James.

Es una Cleveland nueva y refulgente. Dista de la ciudad alguna vez apodada “El error en el lago”.

Los cambios son más que cosméticos. Está despertando una nueva actitud entre los aficionados de Cleveland, escépticos e irónicos, quienes suelen confiar en lo mejor, esperar lo peor y sufrir momentos deportivos dolorosos que quedan guardados en la memoria con distintos motes.

“Red Right 88” hace referencia a una jugada que derivó en la eliminación de los Browns en los playoffs de 1981; “The Drive” rememora la ofensiva montada por los Broncos para dejar fuera otra vez a Cleveland seis años después en la postemporada de la NFL; “The Fumble”, llegó al año siguiente otra vez contra Denver, en la final de la conferencia; “The Shot” alude al tiro de Michael Jordan que acabó con los Cavs en 1989.

El pasaje más reciente en la galería es “The Decision”. LeBron James anunció en un programa especial de TV su decisión de abandonar a los Cavs en 2010 para buscar un título en Miami.

James consiguió su objetivo, pero volvió a Cleveland y ahora busca cambiar la historia.

Y aunque los Cavs han perdido por lesiones a Kevin Love y Kyrie Irving, el talento de James se ha combinado con aportes inesperados de Matthew Dellavedova y Timofey Mozgov para colocar a los Cavs a tres victorias del título.

Con el liderazgo del ídolo de la cercana Akron, Cleveland ha igualado 1-1 la serie con Golden State, de cara al tercer partido de la final.

“Creo que potencialmente somos un equipo campeón”, dijo Laura Kubinski, directora de operaciones de Cleveland Clothing Company, una tienda céntrica. “Es nuestro momento. Es el momento de que Cleveland gane un maldito campeonato”.

Desde 1964, cuando los Browns ganaron el título de la NFL, los tres equipos actuales de la ciudad, así como un club de hockey que se fusionó con Minnesota en 1978 han completado 143 temporadas sin campeonatos.

Todos los lugareños tienen una historia de decepción relacionada con el deporte. Siempre algo se interpone entre sus equipos y el triunfo.

El beisbol ha aportado historias que rompen el corazón. En 1997, las botellas de champaña y el trofeo de la Serie Mundial estaban en los vestuarios de los Indians. Se retiraron de ahí cuando el relevista José Mesa no consiguió el salvamento en el séptimo juego. Esta sequía de títulos está grabada en la psique colectiva de los ciudadanos de esta ciudad. Es como parte de su ADN.

“He pasado por esto durante 38 años”, dijo Nathan Zaremba, frente al Quicken Loans Arena. “En Cleveland nunca tenemos esperanza, pero sí confiamos. Estamos más cerca que antes, y tenemos a LeBron”.

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