Con la blanda sanción que el defensa paraguayo Pablo Aguilar y el argentino Enrique Triverio recibiría por agredir al silbante Fernando Hernández, el gremio arbitral ya alzó la voz y “amenazó” con una huelga, que afectaría seriamente al futbol mexicano.

De no ver un castigo ejemplar de por lo menos seis meses por el cabezazo del defensa del América en Tijuana, o el manotazo de Triverio en el juego Toluca-Monarcas, ambos ocurridos el pasado miércoles en los octavos de final Copa MX, los nazarenos irán hasta sus últimas consecuencias.

Las repercusiones serían inmediatas. De entrada, la jornada 10 del Torneo Clausura 2017 se suspendería indefinidamente hasta encontrar un arreglo con los jueces, quienes no sienten respeto por parte de los jugadores, técnicos y equipos de la Liga MX.

Por lo apretado calendario que tiene el balompié azteca con otros torneos como la Copa MX, la Concachampions, y a nivel Selección Nacional con la Copa Oro y la Confederaciones en Rusia, las fechas se empalmarían y las opciones para reprogramar y repartir jugadores parecen prácticamente imposibles, pues el torneo local termina en mayo y los certamenes en los que participará el Tri inician en junio.

Además de las millonarias perdidas económicas que sufrirían los clubes, los patrocinadores, las televisoras y la misma Liga MX, y la afectación en el bolsillo que sufrirían todos los involucrados en el negocio, los nazarenos incluso podrían aprovechar la oportunidad para mejorar sus condiciones laborales y para exigir mayor seguridad dentro y fuera de las canchas.

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