Torreón.— En Rosario, Argentina, se venera a la virgen de San Nicolás de los Arroyos, que cuenta con su templo desde el siglo XIX, y tomó notoriedad alrededor de 1983 con algunas apariciones, según reportan algunos creyentes.

A esa virgen le es devoto Cristian Campestrini, portero del Puebla, y parece ser muy milagrosa, pues en el juego ante Santos, al cancerbero poblano le salieron alas, deteniendo casi todo lo que le mandaron los jugadores de La Laguna.

Empate a un gol entre Santos y Puebla. Juego de buen nivel y de muchas oportunidades de gol, en el que, sin duda, lo más justo fue la igualada.

Puebla se fue arriba en el marcador con un tanto marcado de penalti por conducto de Matías Alustiza, al minuto 14, y 12 minutos después el plan se le vino abajo a los dirigidos por Pablo Marini con la expulsión de Francisco Torres. A partir de ahí, Santos se fue encima y la figura de Campestrini se agigantó.

Durante 37 minutos el portero rosarino paró todo. Remates con la cabeza, tiros rasos, altos, hasta que apareció Ulises Dávila, quien con un disparo a quemarropa igualó el marcador.

A pesar de eso, al término del juego Cristian Campestrini alzó los brazos y le dio gracias a la virgen de San Nicolás de los Arroyos, que por lo menos ayer le dio alas.

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