daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx

Bastó que el atribulado director técnico del Cruz Azul realizara la última modificación, esa que confirmó su total extravío, para que explotara la enardecida tribuna celeste.

Fue entonces que el “¡Fuera Bueno, fuera Bueno!” retumbó en la antigua Ciudad de los Deportes, como desahogo a la enésima frustración de un pueblo tan habituado como fastidiado de que le expriman el corazón.

La nueva derrota de La Máquina (1-3) provocó un divorcio gestado desde que los altos mandos del club apostaron por Bueno para ser el hombre que fulminara la sequía de casi 18 años sin títulos de Liga. A la afición no le agradó y sus miedos fueron confirmados ante un rival que jamás había salido vivo del Azul. Los Xoloitzcuintles hicieron añicos la hegemonía cementera con base en velocidad, paciencia, precisión de billaristas y el peculiar poder de autodestrucción que caracteriza a esos hombres que defienden una elástica de dorada historia y penoso presente.

Es cierto que la expulsión de Gerardo Torrado (37’) llegó cuando los fronterizos ya le habían dado la vuelta al marcador, pero fue la jugada del encuentro, la que perdió a Bueno, cuyo equipo terminó con Joao Rojas como delantero. Sí, el futbolista más criticado por los seguidores celestes, al que califican de ‘pecho frío’, tuvo la responsabilidad de regresar al Cruz Azul a un cotejo que perdió desde el segundo minuto del complemento. Quedaba demasiado por jugar, mas el criticado estratega supo que todo terminó con la definición de Paul Arriola (47’) en ese contragolpe guiado por Henry Martín, velocista capaz de ridiculizar a un mundialista.

Francisco Javier Rodríguez vivió una de sus tardes más tristes en el club. El joven delantero de los norteños le desquició, sobre todo en aquella acción que finalizó con la anotación de Dayro Moreno (22'). La experiencia del ‘Maza’ no alcanzó para frenar el hambre de gloria mostrada por el chico. Cualidad prácticamente extinta en los locales. Es por eso que decenas de aficionados lanzaron insultos al palco de la directiva azul antes de dejar el estadio.

Tarde dolorosa para los Cementeros, cuyo capitán fue increpado por un sujeto cuando estaba por abandonar la cancha, tras propinar aquel pisotón a Rodrigo Salinas que le valió observar el cartón carmesí. Pero no fue el único increpado. El “¡Pongan hue...!” también se escuchó durante buena parte del segundo tiempo, cuando el Azul mutó en moderno coliseo romano, con Bueno como presa de la iracunda multitud.

La Máquina era el único club de la hoy llamada Liga MX al que los Xoloitzcuintles nunca habían derrotado.

El polémico penalti marcado por Christian Giménez (8’) quedó como simple anécdota, a diferencia de la voltereta iniciada por Moreno, cristalizada con el tanto de Juan Arango (24’) y coronada gracias a Arriola.

Hasta Chuy Corona influyó con aquella duda ante el posible cabezazo de Gandolfi. El capitán no tocó el balón que salió de la zurda del venezolano.

Fiel reflejo de la penosa actuación celeste, cuya banca fue rodeada por elementos de seguridad para evitar que Bueno fuera agredido físicamente.

Lo fue de manera verbal, porque la gente está harta de decepciones. Su conjunto recibió a un adversario que ganó uno de sus cuatro juegos previos, nunca había sacado unidades del Azul y con un estratega en el patíbulo, pero el Cruz Azul es el bálsamo de casi todos... Menos de quienes lo integran, esos que hoy vuelven a habitar el ojo del huracán.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses