Si existe una razón por la que los Texans de Houston llegaron a los Playoffs, no es otra que su defensa, que terminó como la mejor de la NFL.

Por primera vez en los 15 años de la franquicia, los Texans ocuparon el primer lugar de las estadísticas en defensa, permitiendo 301.3 yardas por partido, situándose por delante de los Cardinals de Arizona, que aceptaron 405.2 yardas.

El viejo cliché deportivo que señala que “las defensas ganan campeonatos”, ha ilusionado a los aficionados de Houston, que espera convertirse en el primer equipo que juega y gana un Super Bowl en su propio estadio.

Y la motivación que tiene público y afición no es para menos. En
las últimas tres campañas, el conjunto con el mejor departamento defensivo, al menos ha alcanzado el Super Bowl.

Los Seahawks de Seattle ganaron en la edición XLVIII, perdieron al año siguiente en una polémica decisión de su head coach Pete Carroll. Mientras que los Broncos de Denver levantaron el trofeo Vince Lombardi en el Super Bowl 50 que se realizó en San Francisco. En Houston esperan continuar la estadística.

Además de ello, hasta antes del kickoff de esta campaña, el 56 por ciento de los partidos fueron ganados por el mejor equipo defensivo sobre el campo, una ligera ventaja, pero ventaja al fin.

Lo que vuelve tan sorprendente el logro que ha tenido el actual coordinador defensivo Romeo Crennel, es que lo ha hecho posible con 20 jugadores diferentes y con 14 combinaciones de titulares diferentes en una temporada en la que se disputan 16 encuentros.

La comunión y confianza que Crennel ha logrado en sus jugadores para adaptarse a su sistema, es una de las claves del éxito en su tercera campaña al frente de la unidad.

Su ala defensiva estrella JJ Watt se perdió casi toda la campaña al someterse a una operación de espalda, la segunda del año.

Ante la ausencia de Watt, Jadeveon Clowney despertó y tuvo una marca personal de seis capturas de quarterback y 16 tacleadas para pérdida de yardas, una menos que el líder de la NFL. Alejado de las lesiones en su tercer año, Clowney demostró por qué fue considerado una selección uno del Draft cuando salió de Carolina del Sur.

Si Watt y Clowney pudieran jugar juntos, no importaría quién fuera el pasador de los Texans, porque esa defensa sería casi una copia de la
de los Broncos de Denver donde Brock Osweiler tomó las riendas luego de que Peyton Manning se lesionó y posteriormente tuvo un déficit en su accionar.

Los Texans pudieron terminar como la mejor defensa en cuanto a las yardas aceptadas, a pesar de registrar 27 capturas y forzar 16 pérdidas de balón.

El promedio de la NFL fue de 32.7 sacks. Tan solo 20 equipos lograron atrapar atrás más ocasiones al quarterback rival y únicamente seis
franquicias tuvieron menos fumbles o intercepciones.

Houston se medirá en casa ante los Raiders en el primer partido de postemporada entre estos dos equipos. La serie histórica es favorable para los Texans 6-4, aunque el más reciente triunfo fue para los “Malosos” en el primer Monday Night que disputa fuera de Estados Unidos (Estadio Azteca).

En aquella noche Clowney fue una auténtica pesadilla para los corredores de los Raiders al cerrar casi herméticamente cuanto hueco quería provocar la línea ofensiva. Lamentablemente para ellos el cansancio permitió el regreso en el marcador de los Raiders.

Además de las críticas a su ofensiva, muchos apuntan que los Texans no son verdaderamente la
mejor defensiva, pues en cuanto a puntos por partido aceptaron 20.5 mientras que los Patriots de Nueva Inglaterra limitaron a sus contrincantes a 15.6.

Houston terminó en el undécimo lugar de esta clasificación, pero el sábado los Texans tendrán la última palabra para saber si merecen o no el trono de la mejor defensiva de la NFL en 2016.

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