La suspensión de cuatro partidos a Tom Brady, al comienzo de la temporada, no fue bien recibida por el quarterback, los Patriots de Nueva Inglaterra ni por la afición del equipo.

Tras la victoria de la franquicia el domingo pasado ante los Steelers de Pittsburgh, en la final de la Conferencia Americana (AFC), la fanaticada exclamó en unísono “¿Dónde está Roger?”, haciendo clara referencia al comisionado de la NFL, Roger Goodell, quien prefirió ir al cotejo entre los Falcons de Atlanta y los Packers de Green Bay.

Brady, insistió que no escuchó el cántico de las gradas, pero dijo que podría intercambiar algunas palabras si los Patriots se coronan en el Super Bowl LI.

“Primero, espero ganar el juego. Pero podría no pasar. Tampoco quiero adelantarme en algo que todavía no sucede”, exclamó el quarterback al programa radiofónico Kirk & Callahan, en Estados Unidos.

En caso de vencer a los Falcons en Houston, Goodell sería el encargado de entregar el trofeo Vince Lombardi a Brady.

El pasador se perdió los primeros cuatro partidos de la campaña por el caso “Deflategate”, que, de acuerdo con la liga, Brady ordenó a personal de Nueva Inglaterra a desinflar balones en el juego por el Campeonato de la AFC en 2014, ante los Colts de Indianapolis.

En el programa de radio local de Boston, el cuatro veces campeón del Super Bowl aceptó tener una amistad con el presidente estadounidense Donald Trump, pero comentó que no concuerda en algunas cosas con el mandatario. “Si conoces a alguien no siempre estarás de acuerdo con lo que piensan o lo que dicen. Tengo muchos amigos en mi vida”, continuó. “Las relaciones privadas son distintas a las públicas, uno tiene sus propias experiencias”.

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