Gentleman es un término que evoca elegancia, formalidad y estilo. Su imagen se asocia con trajes de tres piezas, camisas con mancuernillas, corbatas anchas, sombreros tipo fedora, pañuelos en el saco, guantes de piel y un inseparable paraguas. Esta figura tuvo gran relevancia durante los siglos XIX y XX en Europa, principalmente en Inglaterra.
Al igual que la vestimenta, su carácter y comportamiento formaban parte de su esencia. Entre las cualidades que lo identificaban estaban la nobleza, la justicia, la valentía, la humildad, la lealtad y la generosidad. A través de los años se le relacionó también con honor, educación y posición social.
La noción del gentleman tiene su origen en la representación del caballero de la Edad Media, periodo en que los reyes europeos eran escoltados por hombres a caballo que les servían a cambio de tierras o dignidades. Estos individuos, de conducta noble, eran entrenados desde pequeños para poder ganarse dicho título en su juventud. Tanto el fondo como la forma son claves en la concepción de esta figura.

Las reglas cambian

Dos hombres platican de pie mientras fuman un cigarrillo. Uno viste pantalones grises, saco cruzado de color borgoña, abrigo camel de cashmere y lentes de pasta negra, mientras que el otro lleva un cuello de tortuga en tono beige, blazer verde inglés y pantalones azul marino a cuadros. A su lado camina un joven con un traje entallado de tres piezas, pañuelo azul cielo en la bolsa superior del abrigo y sombrero borsalino. Instantáneas como estas son comunes en las calles de Londres no sólo durante las semanas de la moda, sino a lo largo del año.
Las generaciones modernas han sabido reinterpretar la estética del caballero inglés –caracterizada por prendas de impecable sastrería, accesorios de excelente calidad y una elegancia sin margen de error– para configurar un nuevo estilo: más relajado, con toques de audacia y acorde con el modo de vida actual.
El nuevo gentleman mantiene la tradición de las piezas confeccionadas por sastres, ya que prioriza la calidad de las telas sobre las innovaciones estéticas; no obstante, aboga por cortes más ajustados, aquellos que delinean la silueta y proyectan una imagen más pulcra. El traje de tres piezas, cuyo saco se lleva preferentemente de dos botones, continúa siendo el mejor aliado para aportar distinción al atuendo.
La camisa subraya la elegancia del caballero moderno y amplía su rango cromático más allá del blanco. Una pieza que ha logrado sobrevivir a los embates del tiempo es el diseño a rayas, que es popular en nuestros días entre los hombres ejecutivos. Cabe señalar que esta prenda no se concibe sin puño doble ni mancuernillas.
Este concepto abre también la puerta a una mayor variedad de tonalidades para multiplicar las posibilidades de estilo, por lo que no teme combinarse dos o más en un mismo look. Es común jugar con distintos matices de un color –sobre todo de gris, azul y café– y crear contrastes entre la parte superior e inferior de un cambio: la clave radica en lograr una armonía de colores.
Los estampados –principalmente de cuadros, rayas y lunares– se presentan como alternativas para darle un giro a un outfit clásico, así como para imprimir un toque personal. Estos suelen llevarse de pies a cabeza en un traje, combinados con prendas de texturas uniformes para minimizar su protagonismo o, bien, mediante un accesorio.
Cuando el clima exija protegerse, la alternativa infalible para un caballero es el abrigo. Desde el modelo Chesterfield elaborado con la lana –ideal para encarar las bajas temperaturas– hasta el clásico trench coat –confeccionado con materiales resistentes al agua–, es el acompañante perfecto de un traje.
“Un gentleman sabe que se puede comprar moda, mas no el estilo. Es algo que se tiene o se aprende a tener, no algo que se adquiere en las tiendas. Este hombre refleja estilo de manera natural, viste apropiadamente para la ocasión y puede ser tan elegante y estilizado en unos jeans como en un traje”, detalló el modelo británico David Gandy sobre la definición de caballero en una columna para el diario The Telegraph.


El toque personal

La formalidad de un traje se subraya a través de la corbata, misma que debe ir en sintonía con la silueta de este. Si las solapas del saco son delgadas, la corbata también deberá serlo. Este complemento permite jugar tanto con colores como estampados para imprimir originalidad al atuendo. Un par de zapatos de fina piel y bien lustrados potencian la elegancia de cualquier look. Entre los modelos clásicos están los Oxfords, aunque también ha cobrado popularidad el diseño monk strap, caracterizado por su cierre en forma de hebilla.
Respecto a su apariencia, el nuevo gentleman se preocupa también por cuidar su piel, barba y peinado, acude a la barbería para dar mantenimiento al vello facial, así como para explorar nuevos cortes de cabello.
Su masculinidad no representa un obstáculo para proyectar una imagen impecable que atraiga a las mujeres.

Créditos:

Modelo: GREC PARA GH MANAGEMENT
Coordinación de moda: Gina Ortega
Maquillaje y peinado: Dessire Chung
Producción: Alan Carranza
Dirección de arte: Mayra Meneses
Locación: The Barber's Spa. Sucursal Polanco Platinum. Tel. (55) 5250 4973

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