Abordar la trascendencia de los motivos del juicio a , Tomás Mejía y Miguel Miramón para comprender la configuración de la nación mexicana, fueron algunas de las consideraciones del foro realizado en el .

El foro fue moderado por Patricia Galeana , directora general del INEHRM, y contó con la participación del abogado y catedrático Rafael Estrada Michel , acompañado del investigador Silvestre Villegas Revueltas , quienes analizaron un breve contexto histórico de la época en que se desarrolló el juicio y comentaron la trascendencia del suceso histórico.

De acuerdo con un comunicado difundido por la Secretaría de Cultura federal, Rafael Estrada Michel señaló que para resolver cualquiera de los casos penales, civiles y políticos, los que agobian al país, primero hay que saber cómo fue que se configuró la nación.

Por su parte, Silvestre Villegas Revueltas comentó que el tema del Segundo Imperio Mexicano y Maximiliano de Habsburgo siguen siendo un asunto que despierta interés e incluso el surgimiento de nuevas investigaciones que abordan el tema desde diversas ópticas.

“Lo interesante de querer establecer un segundo imperio, es la idea de sacar a México de un marasmo horrible que venía cargando desde las guerras de independencia y que llega a tocar un fondo terrible en la derrota de México frente a los Estados Unidos en 1848”, agregó el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

A lo que añadió que el juicio fue importante porque mostró que existía un interés internacional por los asuntos mexicanos y porque también se exhibió que en México se quería crear un país de ciudadanos, asunto que perdura hasta el día de hoy.

Rafael Estrada Michel indagó en la trascendencia del suceso en la historia de México porque dejó ver la aplicación de los castigos nacionales que escribió , los cuales, destacó “imponen a quienes se confabularon para apoyar una guerra de intervención extranjera, una guerra pública, entre dos naciones”.

Incluso, abordó que es un tema difícil visto desde la perspectiva humana porque se trató de la muerte de dos hombres jóvenes –Maximiliano de Habsburgo y Miguel Miramón- los dos de escasos 35 años, así como por ser un castigo nacional en razón del orden público.

Concluyó que en términos jurídicos y políticos este juicio representó una reconocida hazaña para Benito Juárez como político y hombre de estado, debido a que convirtió a México de república a una nación pluricultural y organizada en su gobierno.

Fue el 15 de mayo de 1867 en Querétaro, cuando Maximiliano de Habsburgo, Tomás Mejía y Miguel Miramón fueron aprendidos y sujetos a proceso judicial en el que se les condenó a muerte un mes después, conforme a la ley del 25 de enero de 1862 que el presidente Benito Juárez expidió para castigar los delitos contra la nación, el orden, la paz pública y las garantías individuales.

Cuando Maximiliano y sus generales fueron hechos prisioneros, el gobierno de la República ordenó que fueran sometidos a un proceso judicial conforme a derecho y con todas las garantías que les otorgaba la ley, el cual sería realizado por el Consejo de Guerra.

Con la responsabilidad de formular los cargos de la acusación y tomar las declaraciones a los acusados, Manuel Azpíroz fue nombrado fiscal y Jacinto Meléndez escribano.

Luego de la lectura de la acusación, Próspero Vega, defensor de Mejía, argumentó que su defendido nunca apoyó la Intervención Francesa, sino que permaneció expectante en Sierra Gorda hasta el desenlace y siempre respetó la vida de sus prisioneros.

Por su parte, los abogados de Miramón sostuvieron que el artículo 23 constitucional prohibía la pena de muerte por motivos políticos y por lo tanto, no podía aplicarse esa pena a su defendido.

Mientras que los defensores de Maximiliano, Eulalio María Ortega y Jesús María Vázquez, entre otros, sostuvieron el argumento de que el consejo era incompetente para juzgar a su defendido, que no era usurpador y que había observado una conducta favorable a los mexicanos ante los franceses.

El 14 de junio, el Consejo de Guerra presidido por el coronel Rafael Platón Sánchez, dictó sentencia.

La mañana del 19 de junio de 1867, fueron fusilados Maximiliano de Habsburgo, Tomás Mejía y Miguel Miramón en el Cerro de las Campanas, Querétaro, por las tropas mexicanas al mando del general Jesús Díaz de León. Con lo que México reafirmaría su independencia política a la comunidad internacional.

nrv

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