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A las 7:50 de la noche del 16 de enero de 1917, un telegrama encriptado —cuyo contenido detonaría una catástrofe diplomática con graves repercusiones a nivel mundial— salía de Berlín con dirección a Washington a través de las líneas diplomáticas de Estados Unidos. Los trabajadores de aquella oficina de correos tenían órdenes de enviar un documento firmado por el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Arthur Zimmermann, en una novedosa clave secreta que, suponían, nadie podría descifrar en su trayecto. Horas después, The Room 40 o Sala 40, una sección especializada de la inteligencia Naval Británica, interceptaba el telegrama que tenía como destino final México. El contenido: una propuesta de alianza contra EU, en caso de que decidiera entrar a la guerra.

De aquel mensaje, enviado en una clave que sólo conocían los alemanes en Berlín y en Washington, los criptólogos ingleses sólo lograron descifrar tres palabras que les hizo prever la importancia política del texto: Texas, Nuevo México, Arizona. Lo que sucedió en ese cuarto creado por la armada británica en 1914 para intervenir las comunicaciones de sus enemigos en la Primera Guerra Mundial desde que el mensaje cayó en sus manos es uno de los episodios paradigmáticos en la historia de la criptología y a 100 años del acontecimiento, sigue cautivando a informáticos y hackers actuales.

“El telegrama Zimmermann es considerado como el más importante hecho en la historia de la criptología de todos los tiempos” , señala vía telefónica desde Berlín el matemático alemán Joachim von zur Gathen. El profesor de la Universidad de Bonn refiere que uno de los más destacados criptólogos en el mundo, el estadounidense David Kahn, llama a este criptoanálisis como “el mayor golpe de inteligencia de todos los tiempos”.

“Además  de ser un trascendente documento histórico, se considera que es el criptoanálisis —ataque a la seguridad de los sistemas informáticos— más importante. Así como para los estrategas militares es crucial conocer cómo se desarrollaron las grandes batallas antiguas, para nosotros es clave entender todo lo que pasó con el telegrama para ver cómo eran esos sistemas de cifrado y codificación”, sostiene el especialista en seguridad informática Francisco Rodríguez Henríquez, jefe del departamento de Computación del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav). Para estos epecialistas, el código que se utilizó para enviarlo, la forma en que los británicos trataron de descifrarlo y su proceso de autentificación marcó un paradigma en la historia de la informática, pues se demostró que por más seguro y novedoso que fuera ese código, hubo quienes lograron descifrarlo.

Justo para la conmemoración del centenario de ese evento que puso en jaque las relaciones entre México y EU, el Cinvestav realizará el próximo 16 de enero un simposio en el que informáticos y especialistas hablarán de la importancia de ese documento en el desarrollo de la informática actual.

“En la actualidad, esos métodos parecen como un juego de niños y es algo ya muy superado, pero en ese momento era lo más innovador que había. Hasta la mitad del siglo XX, la criptología era algo restringido a los medios gubernamentales, diplomáticos, militares; ahora todo mundo lo usa, aunque sin estar conscientes, pues todas las comunicaciones que tenemos por Internet son cifradas. Ahora tenemos sólidos métodos de cifrado, pero lo del telegrama Zimmermann fue un esquema novedoso”, indica por su parte el matemático y criptólogo Guillermo Morales, también profesor del departamento de Computación del Cinvestav.

Joachim von zur Gathen, quien será uno de los ponentes que participará en este simposio, recuerda que para el envío del telegrama los alemanes tuvieron que decidir entre enviar un mensaje con un código antiguo, que era el que se conocía en México, o uno nuevo (llamado 0075), que sólo podían descifrar en la Embajada alemana de Washington. Para hacerlo más seguro se decidieron por la última opción, lo cual implicó que el documento fuera traducido en Washington, en el antiguo código y luego enviado a México. Lo que nunca sospecharon es que, además de que pusieron a trabajar a sus más prestigiados criptólogos en el Salón 40, los británicos tenían un agente infiltrado en la oficina de Telégrafos de México, quien robó una de las copias del mensaje que llegó desde EU vía Western Union. “La clave fue el espía que la Embajada británica en México había mantenido en esa oficina por muchos años”. Aunque tiempo después diplomáticos británicos reconocieron la existencia de ese espía, su identidad sigue siendo uno de los grandes misterios sin resolver.

Hackers estudian el Telegrama Zimmermann
Hackers estudian el Telegrama Zimmermann
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