Por primera vez en la historia de la filatelia nacional, la belleza y calidad estética de la pintura rupestre de Baja California Sur aparece en un timbre postal: venados, borregos cimarrones y figuras humanas que lucen tocados de variadas formas, plasmados en colores rojo, amarillo, negro y blanco recorrerán el mundo mediante esta estampilla.

En un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se informa que la estampilla denominada “Pinturas rupestres en el estado de Baja California Sur” reproduce un fragmento del panel de Cueva Pintada, localizada en el Cañón de Santa Teresa, Arroyo de San Pablo, en la Sierra de San Francisco.

Ese sitio es considerado uno de los lugares más emblemáticos y representativo de la tradición Gran Mural y el panel más grande del área, inscrita en el Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1993.

La emisión del timbre postal es resultado de un trabajo conjunto entre el INAH y el Servicio Postal Mexicano, Correos de México. La estampilla fue diseñada por Rodolfo Espíndola Betancourt, con fotografía de Harry Crosby y el Centro INAH-BCS, impresa en papel couché blanco mate; el tiraje es de 150 mil ejemplares y cada estampilla tiene un costo de 13.50 pesos.

En la ceremonia realizada durante el Encuentro de Gestores de Sitios Arqueológicos Patrimonio Mundial en Loreto, Baja California Sur, organizado por el INAH a fin de valorar los escenarios de zonas arqueológicas mexicanas distinguidas por la UNESCO, el arqueólogo Pedro Francisco Sánchez Nava, manifestó que con la cancelación de esta estampilla elaborada por iniciativa del Servicio Postal Mexicano, se reconoce el valor único y excepcional de este patrimonio.

En representación de Teresa Franco, directora general del INAH, Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología, agregó que “Cueva Pintada” podría representar “la Capilla Sixtina” de la tradición Gran Mural desarrollada en BCS, ejemplar para entender la grandeza de esta manifestación y sitio emblemático para el arte rupestre mundial.

El estilo Gran Mural se manifiesta en cientos de abrigos rocosos que se ubican en las laderas de las cañadas de la sierra. La geología y el clima seco del semidesierto peninsular son factores que han favorecido su muy buen estado de conservación, destacó el director Regional Norte del Servicio Postal Mexicano, Vicente Pliego Cortés, quien participó en la ceremonia de cancelación, en representación de la directora general de dicha institución, Elena Tanus Meouchi.

Recordó que Correos de México promueve y divulga la cultura, y por primera vez emite un timbre con la temática rupestre, para contribuir a preservar esta expresión artística.

La estampilla circulará en más de 1,450 oficinas postales en el país para acompañar a miles de cartas y paquetes por México y el mundo llevando como mensaje la grandeza de esta manifestación cultural que se encuentra en la Sierra de San Francisco, en Baja California Sur. Por lo que representa el arte rupestre para el pasado, presente y futuro del país, la estampilla pasará a formar parte del acervo filatélico de Correos de México.

El arte rupestre de la Sierra de San Francisco y el resto de las cordilleras centrales de la península de Baja California corresponden a una tradición cultural que se desarrolló a lo largo de milenios, al menos 7,500 años antes del presente. Cuando la población indígena fue trastocada y finalmente eliminada, los sitios permanecieron intactos hasta finales del siglo XIX, época en que estas montañas fueron repobladas. La integridad de estos sitios y su entorno han mantenido un alto porcentaje de sus condiciones primigenias.

Durante la ceremonia de cancelación, María de la Luz Gutiérrez, directora del Centro INAH-BCS y también la arqueóloga que más estudios ha realizado sobre las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco, dijo que la emisión de la primera estampilla postal de arte rupestre en México significa el reconocimiento a una evidencia arqueológica distinta a los grandes monumentos reconocidos en la Lista de Patrimonio Mundial.

Explicó que la imagen reproducida en el timbre corresponde al sector sureste de Cueva Pintada, cuya longitud total es cercana a los 170 metros, completamente pintados con figuras sobrepuestas de grandes dimensiones, además constituye uno de los ejemplos más representativos de la tradición Gran Mural, por lo cual fue elegida para la estampilla.

Cueva Pintada se localiza en uno de los pocos oasis de la Sierra de San Francisco, un espacio que conjuga una serie de elementos que lo hacen excepcional, como el propio cañón: el oasis con su exuberante hábitat ribereño y el enorme abrigo rocoso, debajo del cual mana el manantial.

Las variantes de tocados que lucen las figuras humanas ahí plasmadas demuestran que aquí se reunían diversos linajes en la época de abundancia de alimentos y realizaban ceremonias e intercambios de todo tipo. La generación de esta imaginería monumental demuestra que sus artífices, cazadores-pescadores-recolectores, fueron capaces de desarrollar sofisticados sistemas simbólicos que reflejan en gran medida su complejidad social y un fragmento de su cosmovisión.

rqm

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