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La milicia extremista Estado Islámico (EI) destruyó partes del templo de Bel, que conforma el mayor complejo dentro de las ruinas arqueológicas de la ciudad siria de Palmira, informó ayer el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.

El templo forma parte del sitio arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) y fue construido en el primer siglo después de Cristo.

Se desconoce la extensión de los daños en el Templo de Bel, dijo el Observatorio, citando a sus contactos en terreno.

En tanto, otro grupo activista aseguró que todo el templo resultó destruido. “#ISIS hizo explotar el templo de #Bel que está entre las construcciones más importantes del mundo antiguo”, indicó el grupo Palmyra Coordination a través de redes sociales.

El histórico templo de Bel se encuentra ubicado fuera de la zona principal de la antigua ciudad y su cámara principal -o cella- se mantenía muy bien preservada.

Hace una semana se supo que los yihadistas habían destruido el templo de Baal Shamin, construido hace unos 2 mil años y uno de los mejor conservados entre el conjunto de las ruinas de Palmira.

Seguidores del grupo extremista publicaron luego en Internet fotografías que muestran cómo el templo quedó aparentemente reducido a cenizas. En algunas imágenes se ve cómo algunos hombres sembraron minas en el templo y otras mostraban grandes columnas de humo y ruinas.

La UNESCO condenó la destrucción del templo y la consideró un “crimen de guerra”.

En mayo, el EI conquistó Palmira, un oasis y antiguo centro comercial en medio del desierto sirio, y expulsó a las fuerzas
del gobierno.

Acciones previas. Hace dos semanas, los yihadistas ejecutaron públicamente al que fuera el arqueólogo jefe de la ciudad histórica durante unos 40 años. Jaled Asaad, de 81 años, fue decapitado y su cadáver colgado de una columna antigua. El investigador se había negado a abandonar la ciudad pese al avance del EI.

Desde su asalto se temía que los extremistas destruyeran la ciudad, considerada “testigo del politeísmo”, como ya hizo en varias ocasiones con otros sitios antiguos al norte de Irak.

Hasta ahora habían destruido la estatua de un león de unos 2 mil años de antigüedad y una tumba sagrada, así como valiosas estatuas que supuestos traficantes habían sacado de la ciudad histórica.

El grupo, que ha proclamado un califato en el territorio que controla en Siria e Irak, ha demolido monumentos que considera sacrílegos y realizado ejecuciones masivas. Agencias

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