La Scala de Milán, completamente rodeada por fuerzas de la policía, inauguró hoy su temporada de ópera con la "Juana de Arco" de Giuseppe Verdi, pieza que recupera después de 150 años y que cosechó un gran éxito en su estreno.

Casi diez minutos de aplausos y numerosos "bravi", lluvia de flores incluida sobre la soprano rusa Anna Netrebko, gran estrella de la noche, cerraron la "prima" de la temporada 2015-2016 de la que algunos consideran, sobre todos los italianos, la "mejor ópera del mundo".

Al estreno, de manera un tanto inesperada, acudió incluso el primer ministro italiano, Matteo Renzi, quien se pronunció sobre lo que muchos asistentes comentaban en el vestíbulo del teatro, la evidente preocupación por la seguridad de la velada en medio de la alerta terrorista en Europa.

"Hoy es un día de fiesta y el mensaje que quiero trasladar a los italianos, hoy, mañana y durante el Jubileo, es el de la valentía. No nos dejaremos encerrar en casa", dijo Renzi a los medios en el intermedio de la representación, sin olvidar el Año Santo convocado desde mañana por el papa Francisco.

"Sería el mensaje más erróneo. La respuesta más equivocada a todo lo que está ocurriendo", añadió Renzi en relación con el ambiente en el exterior del teatro, dominado por una abrumadora presencia de las fuerzas de seguridad, que impidieron el acceso a un amplio entorno de las calles a quien no demostrara tener entrada para el coliseo o permiso para acercarse.

Varias decenas de personas, algunas de ellas de la Confederación Unitaria de Base y de otras agrupaciones en defensa del derecho a un trabajo, consiguieron aproximarse a unos cien metros del teatro, lanzar alguna bengala y hacer que los numerosos medios de comunicación presentes se acercaran a tomar imágenes.

Pero no hubo enfrentamientos dignos de mención, al contrario de lo que ocurrió en años anteriores, protagonizados por quienes atacan la exhibición de lujo y dinero de estos comienzos de temporada de ópera en la rica Milán, y el ambiente dominante era en el exterior de La Scala de férrea seguridad, estrictos controles de acceso y calles desiertas en el entorno más inmediato.

Los días previos al estreno han sido sobre todo los medios de comunicación los que han citado al FBI estadounidense como el agente que alertó a las autoridades italianas de que Milán, además de Roma por la existencia del Vaticano, son presuntos objetivos terroristas tras los atentados de París del 13 de diciembre.

En el interior de La Scala este año, no se sabe si por la alerta, brillaron por su ausencia las estrellas internacionales de cualquier ámbito y los numerosos fotógrafos que abarrotaban la entrada del teatro se tuvieron que conformar con celebridades locales.

Paradójicamente, la más internacional de ellas era una estrella de un género alejado del ambiente verdiano que hoy se vivió en La Scala, la reina estadounidense del rock punk Patti Smith, que atravesó el pequeño salón de entrada del teatro sin hacer declaraciones.

Dentro, el nuevo director artístico de La Scala, el austríaco Alexander Pereira, se disculpó antes de comenzar la representación por la baja de última hora del cantante español Carlos Álvarez, enfermo, a quien sustituyó en el papel de "Giacomo" el barítono italiano Devid Cecconi.

Pereira dijo que atreverse a esa sustitución era algo así como tirarse en descenso desde las cumbres de las Tofane, en los cercanos Alpes Dolomitas, a la estación de esquí de Cortina d'Ampezzo; la comparación además debió gustar a un público posiblemente asiduo de un lugar frecuentado por la "gente bien", a decir de los aplausos recogidos por el sustituto, que hizo todo lo que pudo, dadas las circunstancias.

En la noche reinó -aunque Francesco Meli como "Carlos VII" fue muy aplaudido- sin ninguna duda Netrebko, que ya suscitó los primeros bravos nada más cantar la cavatina de la quinta escena, cuando su personaje alude a la "Francia oprimida".

Atentamente debió seguir este y otros pasajes la embajadora francesa en Italia, Catherine Colonna, obvio homenaje del teatro y de las autoridades italianas a los atentados de la capital de Francia, cuya bandera exhibía hoy en su balcón frente a La Scala el Palazzo Marino, sede del ayuntamiento milanés.

La versión que hoy estrenó La Scala, en nueva producción, de la "Juana de Arco" que se vio por primera vez precisamente en este teatro en 1845, el drama lírico con libreto de Temistocle Solera, cuenta con la dirección escénica de Moshe Leiser y Patrice Caurier y la musical de Riccardo Chailly.

La temporada que abrió La Scala presentará, entre otras, otra nueva producción de Verdi, "I due Foscari", con Plácido Domingo; otra de Puccini, "La fanciulla del West"; una nueva "Flauta Mágica" dirigida por Peter Stein que, junto con otro Mozart, "Le nozze di Figaro" le dará a Carlos Álvarez la posibilidad de resarcirse de no estar en esta "prima" del 7 de diciembre.

cvtp

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