El violinista Joshua Bell, considerado como una superestrella de la música clásica, debutará como director de orquesta en México, al frente de la Academy of St. Martin in the Fields, la orquesta londinense fundada por Sir Neville Marriner, reconocida como una de las más prestigiosas de Europa; con la que también actuará como solista en dos conciertos que se llevarán a cabo el 6 y el 8 de junio en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

El músico que en 2011 inició sus actividades como director de orquesta aunque continúa privilegiando su trayectoria como solista, ofrecerá dos programas en México. En el primero, el día 6 a las 19:00 horas, interpretarán la obertura de "Las bodas de Fígaro" de Mozart, el "Concierto para violín en mi menor" de Mendelssohn y la "Sinfonía núm. 3, Heroica" de Beethoven.

El lunes 8 a las 20:00 horas interpretarán la "Sinfonía núm. 1, Clásica" de Prokófiev, el "Concierto para violín núm. 1 en sol menor" de Bruch y la "Sinfonía núm. 7" de Beethoven.

"La música es mi religión, es una forma de expresión, lo que me hace sentir vivo. La música significa tantas cosas para mí que podría escribir un libro al respecto. Es una belleza necesaria en mi vida. En un contexto tan caótico, el mundo necesita de la música", dijo en conferencia telefónica desde Nueva York.

Añadió que en el escenario siente una descarga de adrenalina y es el lugar donde se siente más que vivo que en ningún otro. "Cuando interpreto a grandes compositores como Beethoven siento que estoy frente a la presencia de la gran verdad, por eso digo que la música es mi religión. Los compositores son los que nos han dicho de lo que se trata el mundo. Por ejemplo, Beethoven nos habla de emociones universales, su música aborda la naturaleza humana, sus complejidades, nos dice cosas acerca del amor, de la belleza, nos habla de cosas que no se pueden expresar con palabras. Mozart, en cambio, es un compositor con más sentido del humor, tiene un estilo más operístico; todos los grandes escritores hablan de lo mismo pero de maneras distintas".

Sobre su papel como director Bell indicó: "Dirigir una orquesta como la Academy of St. Martin in the Fields es como manejar un Ferrari, como tocar un Stradivarius como el que tengo. La ventaja de esta orquesta es que puedo explorar nuevos colores, puedo pedirle nuevas sutilezas, ser capaces de llegar a otros extremos; la orquesta responde de manera positiva y para mí es un honor poder dirigirla".

rqm

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