Un serbio está más informado sobre México que un mexicano sobre Serbia, afirma Dejan Mihailović, doctor en Estudios Latinoamericanos y profesor del Tec de Monterrey, quien emparenta a ambas naciones en sus historias y culturas con una identidad literaria: “Toda Serbia es Macondo o Comala”.

Igual que el embajador serbio y filólogo Goran Mešić, Mihailović destaca la importancia de apuntalar los lazos culturales México-Serbia dentro de las relaciones bilaterales que este 2016 llegan a 70 años.

El catedrático serbio enumera afinidades culturales. Una es el fatalismo “como forma de resistencia”. Sin embargo, acota, “terminamos con 300 años de colonización en ambas regiones, pero seguimos colonizados culturalmente, urge construir epistemologías propias”.

Otras similitudes son la riqueza del folclore, el gusto por el picante y la bebida como identidad (aquí, el tequila y el mezcal; allá, la rakija).

El cine y la música también unen a ambos países. En los años 80 empezaron a llegar a México las películas y el rock balcánico de Emir Kusturica, obsesionado ahora con filmar las aventuras de Pancho Villa. En los 50, las películas mexicanas y sus bandas sonoras, en particular las de Emilio Indio Fernández, tuvieron una gran repercusión vigente en los Balcanes. Al respecto, la doctora en Etnomusicología de la Universidad de California, Brana Mijatović, escribió su ensayo Nostalgia por una patria imaginada: la música del mariachi en la antigua Yugoslavia, que publicó el INAH. Otro músico balcánico popular en México es Goran Bregović, quien volvió este año al Vive Latino.

Otro nexo es el teatro serbio, cuyas principales compañías han estado en el Cervantino. “Hay gran influencia de nuestro teatro en actores y directores mexicanos, eso me lo dijeron Luis de Tavira y Ludwik Margules”, dice el profesor del Tec.

Mihailović pertenece a una élite intelectual, deportiva y académica de serbios que han adoptado a México como segunda patria, entre ellos la traductora Dubravka Sunjević, el narrador Vladimir Arsenijević, las filólogas Ksenija Radović y Jelena Nad. Además, la música orquestal nacional viene acogiendo a los directores Bojan Suić o Srba Dinić. Pero tal vez el inmigrante serbio más famoso sea Bora Milutinović, entrenador de fútbol.

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