La investigación sobre la llamada "Casa blanca" del presidente Enrique Peña Nieto, un trabajo del equipo de periodistas mexicanos encabezados por Carmen Aristegui, obtuvo el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría de Cobertura, y fue reconocido por la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) por ser un trabajo sólido construido con datos bien comprobados.

El reportaje de los periodistas mexicanos, afirmó Rosental Alves, cumplió con todas las exigencias y rigor del periodismo investigativo. "Gabriel García Márquez decía que por definición todo el periodismo es periodismo de investigación" y estos tres trabajos, agregó, buscaron descubrir lo que otros quieren cubrir.

Durante la ceremonia de premiación celebrada anoche en el Orquideorama del Jardín Botánico de Medellín, en un acto encabezado por el alcalde de la ciudad, Aníbal Gaviria, se dieron a conocer a los ganadores de las cuatro categorías del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, y se entregaron los reconocimientos por trayectoria a la periodista brasileña Dorrit Harazim y al editor colombiano.

En la categoría de Texto, el ganador fue el argentino Javier Sinay por su trabajo "Rápido, furioso, muerto" que relata la vida de un chico asesinado por policías; mientras que en la categoría de Innovación, la ganadora fue Laura Zommer, también de Argentina, por su labor de verificación del discurso público realizado en el sitio Chequeado.com.

En la categoría de imagen el triunfador fue el fotógrafo chileno Tomás Munita, quien obtuvo el galardón porsu trabajo "Vaqueros extremos" donde relata la vida de los gauchos cazadores de animales salvajes.

En su discurso, Dorrit Harazim, quien recibió el Reconocimiento a la Excelencia, dijo que el periodismo es una profesión súper rara. "No conozco otra que dependa tanto de la suerte, casualidad y curiosidad, más allá de sus competencias más mesurables"; y agregó que  frente a las miserias humanas lo difícil es acertar el tono y no desviarse de una de las funciones básicas de la prensa en la sociedad: ayudar al público a entender mejor el mundo sin volvernos protagonistas obligatorios de la historia.

"Nosotros los periodistas pertenecemos a una tribu que ya tiene la vanidad y la soberbia en el ADN, -en esas dos cuestiones perdemos apenas ante la tribu de neurocirujanos-. La sociedad nos permite ahondar, adentrarnos sin pedir permiso para hacer preguntas impertinentes. Y el oficio nos da el poder de la última palabra, de la versión final, de la escogencia del tema, del título, del subtítulo, el tono. Nuestro protagonismo ya es, por lo tanto, descomunal. Y la confiablidad de nuestros reportajes no exige que estemos también insertos en la narrativa", afirmó.

Por su parte, Mauricio Sáenz, el mítico jefe de redacción de la revista Semana, recibió el Reconocimiento Clemente Manuel Zabala a mejor editor, que otorga por vez primera la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y con el cual se reconocerá la labor anónima de los editores colombianos.

Justo de ese trabajo anónimo dentro del periodismo habló Sáenz. "No quiero recibir este reconocimiento solo para mí, sino en nombre de tantas personas, casi siempre anónimas que como Clemente Manuel Zabala se entregaron y se entregan en cuerpo y alma a una tarea apasionante pero ingrata: la edición. El buen editor logra que su trabajo sea inmperceptible, tanto que a veces ni siquiera lo autores se enteran muy bien de qué pasó con sus textos".

sc

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