Andrés Neuman considera a Una vez Argentina como la novela más "autobiográfica" que ha escrito, pero la mayor parte se desarrolla antes de que él naciera, en las ramas de su árbol genealógico.

La idea surgió por tres textos: un cuento sobre los recuerdos políticos de su infancia en Argentina; una tesis doctoral inconclusa sobre el tema de la dictadura en la narrativa publicada en la democracia argentina y un intercambio de cartas escritas a mano con su abuela Blanca.

"Me prometí que no inventaría a ningún familiar, esa era una de las pocas reglas que me puse", dijo en entrevista telefónica desde España. "Todos mis parientes que aparecen ahí están con sus verdaderos nombres, sus verdaderos lugares de origen y sus verdaderos matrimonios".

Sus ideologías y carácter también se mantuvieron fieles. Pero ya que en el caso de algunos antepasados ni siquiera tenía retratos de ellos, hay situaciones y anécdotas imaginarias que la hacen fluir la narración.

"Me convertí en una especie de detective, de periodista incómodo de mis tías, de mis abuelos", apuntó sobre la investigación sobre sus antepasados. "Tuve que hacer una cosa que no me había pasado nunca, que era negociar con los personajes, tratar de vencer su resistencia, su pudor".

El ejercicio le sirvió para notar la contradictoria relación que hay entre memoria y olvido en las familias.

"A veces reivindicamos la memoria histórica de los países o la actitud crítica de sus ciudadanos pero no aplicamos esos mismos principios a nuestra familia", apuntó. "Me fui dando cuenta que hay una relación inquietante, y a la vez fascinante, entre los silencios familiares y los olvidos colectivos".

Su recuerdo familiar favorito es con su abuelo Mario que días antes de morir lo llevó a plantar un sauce.

"Yo tenía unos 6 años y este recuerdo me ha perseguido toda mi vida", dijo el también autor de Bariloche y La vida en las ventanas. "No solamente me regaló un árbol, sino que también me regaló una metáfora y me regaló un refugio, un árbol cumple con todas las funciones de la memoria" .

En Una vez Argentina destaca la historia de su tía Silvia, quien junto con su esposo Peter tenía una pequeña librería en Buenos Aires cuando ocurrió el golpe de estado de 1976.

"No solamente los libros eran los secuestrados sino que también los libreros", dijo Neuman sobre el secuestro que sufrió la pareja a meses de instaurada la dictadura. Su tía Silvia estaba embarazada y tras la experiencia la pareja se exilió en España.

"Mi tía nunca le contó nada a nadie sobre lo que había vivido en su cautiverio... ni siquiera a sus padres o a su hermano que es mi padre y así pasaron más de 30 años", apuntó. "Para mi sorpresa me narró todo desde el principio hasta el final, no solamente con mucha exactitud sino con enorme serenidad y eso a mí me dejó pensando ¿no lo había contado antes porque no estaba preparada para hablar de ello o no lo había contado antes porque éramos los demás los que no nos atrevíamos a preguntarle?, ¿quién tiene miedo, el que tenía que contar o el que tenía que escuchar? Y así se construyen muchos silencios familiares y nacionales".

Eventualmente sus padres también dejaron Argentina para ir a España cuando el autor y su hermano eran niños.

"Una de las razones por las que abandonaron el país fue por el indulto a los militares que decretó el nefasto presidente Carlos Saúl Menem".

Neuman, ganador del Premio Alfaguara de Novela por El viajero del siglo, vive actualmente en Granada. Lleva más tiempo en España que en Argentina, pero su acento es indiscutiblemente argentino.

"La sensación que siempre he tenido es la de esos cuentos de Cortázar en los que una puerta comunica con otro mundo, la infancia mía y de mi hermano consistía en que de puertas para adentro parecíamos estar en Argentina y en cuanto abríamos la puerta del otro lado estaba España... entrábamos y salíamos de argentina todos los días, hasta el día de hoy tengo la sensación de no saber de qué lado de la puerta estoy".

En cambio sus antepasados polacos, ucranianos, bielorrusos, franceses, italianos, españoles, incluso una bisabuela lituana que se volvió nacionalista argentina, decidieron ir a América con el sueño de mejorar su vida.

"Europa a veces se comporta como si nunca hubiera sido pobre o como si nunca hubiera sido emigrante y a mí me interesaba mucho, como niño latinoamericano que emigró a Europa, narrar el recuerdo opuesto ... cómo en realidad la migración en un proceso de ida y vuelta que no tiene fin".

sc

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