El "niño terrible" del arte contemporáneo, el artista británico Damien Hirst, se juega su carrera en Venecia con una exposición descabellada de 200 nuevas obras inspiradas en los tesoros de un naufragio de hace 2000 años.

El ambicioso proyecto de Hirst, que mantuvo casi una década en total secreto, es el fruto de nueve años de trabajo, y se puede admirar en las 55 salas de las dos prestigiosas sedes de la Fundación Pinault en Venecia, el Palacio Grassi y el Museo de la Punta de la Dogana, propiedad del multimillonario francés François Pinault.

"Es un proyecto colosal. O es un éxito rotundo o un fracaso espectacular", escribió Dario Pappalardo en el diario italiano La Repubblica, poco días antes de la apertura el domingo de la exposición al público.

Bajo el título "Tesoros del naufragio de La Increíble" y a través de imponentes esculturas, bustos y decenas de obras, Hirst cuenta la leyenda de una enorme nave, La Increíble, que se hundió entre el siglo I y el II en la costa de África con un cargamento de valor incalculable.

En las bodegas de ese barco, cubiertas por siglos de lecho marino, han descubierto un verdadero tesoro: la Esfinge de Egipto, estatuas griegas, colosos de bronce, oro, joyas y armas en abundancia.

El tesoro hundido, localizado en el fondo del océano, fue extraído de las profundidades por medio de supuestas excavaciones subacuáticas, cuyos vídeos, --otra obra artística-- se proyectan en la exposición.

En Venecia se puede contemplar el gigantesco fruto ficticio de esa pesca milagrosa, con objetos cubiertos por capas de algas endurecidas, de coral o conchas, las huellas que el mar ha dejado a lo largo de los siglos.

¿Será que sí existió ese demonio de 18 metros de altura, sin duda el más espectacular de la exposición, que recibe a los visitantes en el atrio de Palazzo Grassi?

Hecho con resina, como indica el catálogo, la pieza resulta magnífica, un ejercicio de imaginación fantástica con el que el artista británico juega con el público.

La mitología inventada por Hirst es sorprendente e incluye faraones, bustos, armaduras, jarros, puñales, cubiertos, elmos, budas, cabezas de mármol, minotauros y hasta un Mickey Mouse.

Resalta la colección de joyas: ¿Se trata realmente de aluminio revestido y poliéster, o son los cofres reales de Amotan que se perdieron con el naufragio de La Increíble?

"El visitante no debe saber si las obras permanecieron dos mil años en el fondo del mar o si son el resultado de la imaginación del artista. La ambigüedad debe dejar espacio para los sueños", explicó a la AFP Martin Bethenod, director de Palazzo Grassi y la Punta della Dogana.

"Hay varios niveles de interpretación, los cuales se superponen y dan riqueza y complejidad al proyecto", asegura.

Artista de la finitud, Damien Hirst, de 51 años, considerado el artista vivo más rico del Reino Unido, llegó a un punto de inflexión en su espectacular carrera, iniciada en la década de 1980 explorando la relación entre el arte y la muerte.

Ya en la década del 90 su obra provocaba y escandalizaba. Alcanzó fama en todo el mundo por una serie de obras en las que conservó en formol animales. La obra más conocida de esa serie es The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living (La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo), un tiburón tigre conservado en una vitrina transparente.

"La muerte, la decadencia son el corazón de la obra de Damien Hirst. Aunque aquí en Venecia esos temas van a contracorriente, como si las obras resucitaran", sostiene Martin Bethenod.

Entre realidad y ficción, el artista necesitó cuatro meses para montar la exposición en Venecia, un certamen que representa todo un reto para Hirst: el de confirmar su fama y por ende su valor comercial.

Un tema que es un misterio, si bien la prensa especializada estima que sus nuevas obras están cotizadas entre 500 mil a 5 millones de euros.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses