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Una nueva forma de contemplar la escultura grecorromana y mesoaméricana es lo que propone la exposición El color de los dioses, que hoy abre al público en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

Organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Liebieghaus Sculpture Collection de Frankfurt am Main, la muestra reúne 118 piezas, entre originales y reproducciones, que dejan ver sus colores originales, tal como fueron hechas hace siglos.

La muestra se basa en investigaciones sobre el color en el arte antiguo que el arqueólogo alemán Vinzenz Brinkmann ha realizado a lo largo de 30 años. “El color da vida, significado y belleza”, dijo ayer en un recorrido por la exposición, donde también destacó la importancia que han tenido sus estudios, ya que proponen otra forma de percibir el arte antiguo. “Una escultura sin color era la representación más fea que se podía hacer de una persona griega”, añadió.

Y aunque la exposición ya ha visitado 23 países de Europa, Asia y norteamérica, en México se presenta con otra propuesta curatorial: un diálogo entre esculturas de la Antigüedad clásica y de Mesoamérica.

El arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor, quien colaboró en esta exposición, expresó que esta muestra “establece un diálogo entre dos estéticas totalmente diferentes: el arte escultórico del Viejo y del Nuevo Mundo” y nos traslada al pasado, al momento en que estas esculturas lucieron en todo su esplendor.

La exposición estará abierta hasta el 8 de enero, de martes a domingo de las 10 a 18 horas.

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