Los muñecos inflables, aspiradores retro y montañas gigantes de plastilina del estadounidense , el artista vivo más cotizado, protagonizan la segunda exposición de la flamante galería del británico , que abre hoy sus puertas al público.

"Now", de entrada gratuita y que podrá verse hasta el 16 de octubre, agrupa 36 creaciones de Koons propiedad de Hirst, quien inauguró la en el oeste de Londres en 2015 para exponer obras de su colección particular.

Damien Hirst, representante de la generación de nuevos artistas británicos que dominó en los años noventa y convertido hoy en millonario, se considera discípulo del estadounidense, cuya obra vio por primera vez en 1987, cuando era estudiante en Goldsmiths.

"Lo que me gusta de la obra de Jeff es que versa sobre el presente. Es de lo que está pasando ahora mismo", afirmó sobre Koons, con el que comparte la manera de trabajar, pues ambos poseen grandes fábricas donde un ejército de asistentes da forma a sus ideas.

En la Newport Gallery las obras se exponen además sin títulos o carteles explicativos.

En las seis diáfanas salas de la galería, se muestran en progresión cronológica los trabajos del creador de Pensilvania, en la que es la mayor exposición dedicada al artista en el Reino Unido desde 2009.

El recorrido, que cubre el periodo entre 1979 y 2014, empieza con algunas piezas de los años sesenta y ochenta, como "Inflatable Flowers" y sus icónicas esculturas hechas con antiguos aspiradores montados sobre luces fluorescentes que los iluminan por detrás.

Dos de los "Hoovers" (marca del aspirador) se incluyeron en la primera exposición en solitario de Koons en 1980 en el New Museum de Nueva York, que cimentó sus primeros pasos hasta convertirse en 2013 en el artista vivo más cotizado, al subastarse "Balloon Dog" por más de 58 millones de dólares en la sede neoyorquina de Christie's.

Los "hinchables" -emulaciones en general en acero inoxidable y a gran escala de muñecos inflables, como los hechos con globos- son ubicuos en la muestra y "una constante en la carrera del artista", señaló el experto Michael Archer, que opina que, como los aspiradores, "hacen referencia al aire que respiramos, a cómo vivimos".

Están el gigantesco "Balloon Monkey", "Elephant" o "Titi" (que recuerda a los dibujos animados de Tweety), junto con óleos que reproducen personajes de juegos infantiles.

Otra sala está dedicada a su serie "Made in Heaven", donde destacan dos grandes serigrafías de fotografías del propio Koons practicando sexo con su ex esposa Ilona Staller, más conocida como Cicciolina.

Aunque el mismo Koons, tan criticado como venerado por su arte -convertido en codiciado objeto de consumo y trofeo de acaudalados oligarcas-, asegura que su trabajo no tiene significado ni mensaje, Archer mantiene que se pueden hacer muchas lecturas.

Por ejemplo, "Acrobat", imitación en aluminio de un flotador de playa en forma de langosta, "puede recordar al teléfono-langosta de Salvador Dalí", del que Jeff Koons fue admirador desde temprana edad y de quien en una época copió el bigote.

"Koons no te dice lo que tienes que pensar, simplemente crea un objeto basándose en el mundo que le rodea y deja que tú saques tus propias conclusiones", reflexionó el académico de la universidad londinense de Goldsmith.

Así, lo que para algunos críticos es un arte refrescante y sin complicaciones, para otros es burdo e inconsecuente, cuyo éxito es fruto de la autopromoción de su autor.

Archer es de los que considera que la obra de Jeff Koons, que en los ochenta destacaba por huir del comentario crítico, sigue siendo relevante, y "ha evolucionado".

"Lo que se aprecia principalmente es que, en paralelo con su éxito y su acceso a mayores recursos, su obra ha ganado en tamaño, lo que es posible gracias a su colaboración con ingenieros y otros expertos", explica.

Lo mejor para sacar las propias conclusiones sobre la polémica obra de Koons, tal como desea el artista, es, si se tiene ocasión, visitar esta exposición gratuita.

 

rqm

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