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Desde que la ópera nació, casi ningún compositor ha sido indiferente a su encanto. Richard Wagner la concebía como "una obra de arte total" porque en ella se conjugan la música, el teatro, la poesía, la arquitectura y las artes plásticas. Mozart, por su parte, decía: "En una ópera, la poesía por fuerza ha de ser hija obediente de la música".
Si bien la música es el alma de la ópera, de entre todos sus elementos no se puede dejar de lado los más visuales. La escenografía, el vestuario y los bosquejos vienen a ser algo así como su cuerpo, la parte vistosa que lleva al éxito títulos como Don Giovanni de Mozart, Pagliacci de Verdi o El anillo del Nibelungo, la serie de óperas épicas de Wagner.
En la exposición "Las óperas más populares de México" se podrá apreciar parte de la magia que sucede en el escenario gracias a estos elementos.
"La ópera al igual que el arte popular está llena de símbolos, desde su escenografía hasta en el más mínimo detalle de su vestuario", indica el Museo de Arte Popular, donde mañana a medio día se inaugurará la muestra.
La exhibición está integrada por joyas, manuscritos, escenografía, vestuarios y bosquejos pertenecientes a la Colección Bravo Reyes.
sc
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