El reconocido artista chino Cui Zimo, premiado por la Unesco en 2012, confió hoy en que el arte y los intercambios culturales puedan servir para impulsar las relaciones entre Pekín y la Santa Sede, rotas desde 1951.

Cui Zimo (Hebei, 1967) ha viajado a Roma para asistir a la apertura al público de la villa pontificia de Castel Gandolfo, el pasado viernes, y además mantuvo un encuentro con el de quince minutos, según explicó hoy en una entrevista.

Durante la audiencia, "gentil y amigable", el artista chino regaló al pontífice tres retratos y este le preguntó por la economía del gigante asiático y por la situación que viven los alrededor de diez millones de católicos que residen en él.

El Vaticano y China no mantienen relaciones diplomáticas desde 1951, después de que Pío XII excomulgara a dos obispos designados por el Gobierno chino, que a su vez expulsó al nuncio apostólico, quien se estableció en la isla de Taiwán.

Para reanudar las relaciones diplomáticas, Pekín exige que el Vaticano, entre otras cosas, rompa previamente con Taiwán y no interfiera en los asuntos internos del país.

Cui Zimo expresó su deseo de que su presencia en el Vaticano "pueda llevar a esa apertura" entre los dos Estados y afirmó que el arte "supera culturas, religiones y naciones".

Algo parecido sucedió, a su juicio, con la denominada "diplomacia del ping pong", cuando una serie de partidas de tenis de mesa entre deportistas chinos y estadounidenses en la década de 1970 impulsaron el deshielo entre los dos países.

"De un pequeño ping pong se avanzó hasta estrechar las relaciones. Espero que mi presencia pueda llevar a esa apertura", consideró.

El artista está preparando un proyecto con el que pretende llevar a distintos museos chinos una réplica de la Capilla Sixtina, si bien destacó que su preparación es muy complicada y que aún está gestionándolo.

El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, ha afirmado recientemente que están en curso negociaciones reservadas entre la Santa Sede y China para alcanzar un acuerdo sobre el nombramiento de obispos.

El purpurado destacó que alberga "muchas esperanzas y espectativas" ante "una nueva era en las relaciones" diplomáticas entre los dos Estados.

En los últimos tiempos, se han percibido signos de apertura entre el Vaticano y China como una invitación del papa al presidente Xi Jinping para que visite la Santa Sede o el permiso que el avión papal recibió para cruzar el espacio aéreo chino cuando Francisco visitó Corea del Sur, en agosto de 2014.

Cui Zimo comentó que, a pesar de que el papa no se lo dijo, sintió sus ganas de visitar China.

El mismo pontífice ha llegado incluso a manifestar ese deseo, al afirmar: "Si me invitan, iría mañana mismo".

nrv

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