La Segunda Guerra Mundial quedó marcada en la memoria de la humanidad como una época llena de sufrimiento e intolerencia. Durante el régimen de Hitler, en los campos de concentración nazi experimentaba con humanos sin su consentimiento, no importando el dolor y las consecuencias que ocasionaban dichas prácticas.

Tras la guerra, se firmó el Código de Nuremberg en 1947, el cual tenía como principal objetivo establecer un conjunto de reglas que guiaran las conductas éticas en las investigaciones con sujetos humanos, garantizando que los derechos y el bienestar de dichos participantes estuvieran protegidos.

Además, el código buscaba fomentar el consentimiento voluntario e informado y evitar cualquier tipo de prueba que provocara en sus participantes la muerte o dejara algún tipo de discapacidad.

Después de cuatro años, Estados Unidos viololó el Código de Nuremberg, realizando experimentos pulverizantes dentro de su propia nación. El más cruel de ellos, fue el que realizaron en la ciudad de San Francisco, en donde soltaron una bacteria en forma de nube tóxica de nombre Serratia marcescens.

El objetivo del experimento, realizado en 1950 a cargo del Ejercito de los Estados Unidos, era registrar el tiempo que tardaría en extenderse a otras regiones fuera del país y determinar cuál era la forma más idónea de detenerlo.

La operación fue considerada todo un éxito. Los analistas llegaron a la conclusión de que la ciudad de San Francisco era el escenario adecuado para sufrir algún tipo de ataque con armas bactereológicas. También se descubrió que la bacteria puede provocar enfermedades urinarias graves y resistentes a los antibióticos.

Cabe destacar que como consecuencia del experimento, a los pocos días, 11 pacientes fueron internados en el Hospital de Stanford por causa de infecciones urinarias severas. También, se relacionó con el caso las complicaciones cardiacas generadas en pacientes que se recuperaban de una cirugía de próstata.

rqm

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