Además de su temperamento tranquilo e independiente, algo que atrae a las personas para tener un gato como mascota es que no hay que sacarlos a pasear para que hagan sus necesidades y que ellos mismos se encargan de su limpieza personal.

Así es, esta es una característica muy propia de los felinos. El acicalamiento es esa tarea diaria de lamerse y lamerse para su aseo.

“La lengua de los gatos tiene como un cepillito que les ayuda a remover la suciedad, los parásitos del pelo, a cepillarlo y lavarlo con la saliva”, explica la médico veterinario Paola Cardona, y agrega que “los gatos son muy pulcros, les gusta estar impecablemente limpios. Es más, estar limpio es un signo de que goza de buena salud”.

Las razas de pelo largo dedican más tiempo al acicalamiento y se esfuerzan más en su arreglo.

Aunque esta es la principal razón de lamerse, también obedece a otras circunstancias.

Problemas de piel: El gato se lame si tiene pulgas, hongos o una dermatitis para tratar de calmar la molestia. O se lame en un lugar determinado que le duele para aliviar el dolor.

Estrés: cuando hay cambios en su ambiente habitual, pueden refugiarse en el lamido. También por aburrimiento o porque sienten el estrés de las personas con las que vive. “Los gatos absorben las energías en desequilibrio de las personas alrededor”, comenta la doctora.

Comportamiento social: los gatos se pueden lamer entre ellos para expresarse aceptación, para estrechar sus lazos sociales.

Por calor: cuando hace mucho calor o viven en zonas cálidas, el lamido les sirve para refrescarse. “Ellos solo sudan en las almohadillas de las patas, pero no tienen glándulas sudoríparas en el cuerpo. Entonces la saliva y el aire los refresca”, explica Cardona.

Según la veterinaria, la medicina tradicional china afirma que los gatos también se lamen para movilizar más energía por algún estancamiento en sus canales energéticos.

Pero, entonces, ¿cómo distinguir de su ritual de limpieza y un malestar?

Bolas de pelo

En ese proceso de acicalamiento, el gato remueve el pelo que se cae y forma bolas con él, que suele vomitar. “Si se cae mucho pelo, la bola puede ser muy grande y causar problemas intestinales como una obstrucción. Por eso hay que estar atentos a ver si son muy grandes”, alerta Cardona.

En esto influye mucho la alimentación que reciba, porque si el gato está bien nutrido, no pierde tanto pelo y las bolas son normales. Y si el alimento es rico en fibra, esto le ayuda a movilizar la bola para que no se acumule en el estómago o intestino.

¿Cepillarlos y bañarlos?

Para ayudarle a remover el exceso de pelo, se puede cepillar si al gato le gusta. “Esto favorece la relación emocional entre él y su dueño”, comenta la doctora Cardona. Pero si no le gusta, no hay que obligarlo porque se pone agresivo. Gracias a ese acicalamiento no es necesario bañar a los gatos, a menos que tengan pelo largo, que se enrede y se ensucie mucho.

jpe

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses