La avispa de mar, cuyo nombre científico es Chironex fleckeri, es un cnidario que habita en el norte de Australia. Su veneno es muy potente y letal. Las víctimas mueren, si no son tratadas en los primeros 20 minutos.

Así lo describió el doctor Roberto Arreguín Espinosa de los Monteros, del Instituto de Química de la UNAM y estudioso del veneno de los cnidarios, grupo al que pertenecen las medusas, las anémonas y los corales.

“Son animales depredadores que presentan una organización muy sencilla. Contienen una capa externa o epidermis que posee cnidoblastos, unas células venenosas o urticantes que inyectan a sus presas con el fin de paralizarlas”.

Los cnidarios no son organismos con características de nutrición especializada o propiamente cazadores, aunque en muchos de ellos existen técnicas de nutrición colectivas. Para alimentarse precisan que sus presas potenciales toquen o rocen sus tentáculos, es entonces cuando las células venenosas reaccionan y paralizan a la presa.

Esta actividad de aparente "caza" no es real, precisa el investigador, pues los cnidarios no localizan o están al acecho de alguna víctima, sino que permanecen a la espera de una acción casual en donde la presa termina tocando accidentalmente su cuerpo.

Roberto Arreguín Espinosa informó que en el Instituto de Química se trabaja con los venenos marinos, con la finalidad de conocer su estructura y explorar posibles aplicaciones médicas.

Acción letal

Los venenos son una mezcla de sustancias llamadas toxinas. Para los animales es un mecanismo de defensa o de captura de presas.

Las especies se protegen de sus depredadores mediante diferentes mecanismos, uno de los cuales es sintetizar sustancias químicas que las hagan casi inmunes frente a sus enemigos, agregó el químico.

Algunos animales marinos producen toxinas que actúan como repelentes de las especies que los muerden o los intentan comer. Así reaccionan ciertas algas y organismos como las esponjas.

Otros poseen estructuras defensivas como las púas, tentáculos o caparazones calcáreos con la presencia de sustancias tóxicas. Los erizos, los peces piedra o los moluscos con colores muy vivos usan estas estructuras morfológicas como aviso para sus potenciales depredadores.

Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM

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