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Los fabricantes europeos de coches y de piezas de autos temen ser víctimas colaterales de los ataques a México del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, muchos de los cuales giran en torno al sector automotriz.

Desde España hasta Alemania, las empresas se dicen “expectantes” por sus inversiones en México y por los aranceles que gravarían sus productos en Estados Unidos.

En México se ensamblan 3 millones de coches al año, según la industria, de los que 40% de las piezas son importadas, muchas desde Europa.

Eso explica las fuertes sacudidas en las bolsas a las automovilísticas europeas. Las alemanas son los más expuestas por una alta presencia en el mercado de Estados Unidos y grandes inversiones en plantas de México, según la firma de análisis Factset.

Volkswagen lideró el viernes una fuerte caída de la Bolsa alemana al ritmo que los presidentes Trump y Peña Nieto intercambiaban tuits sobre la negociación del muro entre EU y México. Los otros dos grandes tropiezos bursátiles fueron de Daimler (fabricante de Mercedes-Benz) y BMW.

En los últimos años Volkswagen y BMW invirtieron miles de millones de euros en sus plantas de México y, según sus portavoces, crearon 6 mil trabajos sólo en el país en 2016. BMW ha comprometido además mil millones en la planta de San Luis Potosí que quiere inaugurar en 2019, generando graves fricciones con Trump.

La onda expansiva de las medidas proteccionistas amenaza el sector de piezas de automóvil de España, que emplea a 250 mil personas y generó casi 19 mil millones de euros en exportaciones en 2015 (328 directamente a ensambladoras de México).

Las empresas españolas de piezas tienen más de 40 plantas y centros de investigación entre México y Estados Unidos, por lo que son muy vulnerables al conflicto.

“El Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha sido clave para España, como dinamizador económico”, explica un portavoz de la Asociación Española de Fabricantes de Equipos y Componentes para Automoción. El naufragio de este acuerdo puede expulsar a estas firmas del mercado estadounidense: por un lado, se reducirían las exportaciones directas, por otro volvería inútil la inversión en México (con aranceles, desde allí no resultaría rentable vender piezas a EU piezas), y, contar sólo con plantas en EU sería caro porque no podrían destinar esas piezas a ensambladoras ubicadas en México.

Sernauto se muestra preocupada pero prudente: “Estamos siguiendo muy de cerca todo lo que afecta a la industria de automoción en Estados Unidos, uno de los mercados más importantes para la industria española”, explica un portavoz.

Tres de los principales productores de piezas de automóvil de España son vascos: Automotive, Gestamp y Mondragón, y todos ellos tienen una importante presencia en México.

Eduardo Aréchaga, director de Confebask, la confederación empresarial del País Vasco a la que pertenecen, considera que las amenazas son inquietantes: “México es importantísimo. Hay unas 200 empresas vascas instaladas allí, en todos los sectores pero especialmente en el automóvil y los transportes. Es temprano para evaluar, pero ya vemos que se han detenido la mayoría de inversiones que no eran urgentes”.

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