Te ascendieron y hoy tienes tu primer puesto de gerente. Seguramente estás emocionado, pero también es muy probable que estés atemorizado. Es normal porque los nuevos gerentes no tienen claro qué es lo que tienen que hacer. Lo que sí es que todo va a cambiar. Las reglas del juego van a ser totalmente distintas.

Vas a pasar de ejecutar a tener que administrar lo que antes operabas. Pero al mismo tiempo que haces todo esto, tienes que liderar a la gente para que logre precisamente los resultados deseados. “Tienes que lograr que la gente cambie, que se centren en mejores continuas y para que se generen escenarios futuros mejores de los que se tienen en este momento”, asegura Martín Nava, faculty de la American Management Association. Ésta es una posición equilibrada entre procesos de jefatura y procesos de liderazgo. “A partir de hoy estás contratado para lograr resultados y desarrollar gente”, dice el especialista.

Esta transición no suele ser nada fácil. Linda A. Hill, una profesora de Harvard, explica en un texto titulado Becoming the boss, lo complicado que puede ser durante los primeros días.

“Pregúntale a nuevos gerentes acerca de sus primeros días como jefes, y escucharás anécdotas de desorientación, incluso de desesperación… la mayoría de los jefes no se dan cuenta de lo diferente que puede ser la gestión del trabajo individual”, asegura en el resumen de su trabajo. La profesora dice que los nuevos gerentes, perjudicados por conceptos erróneos, cometen fallas en esta transición, se tropiezan, ponen en peligro sus carreras, e infligen altos costos a sus organizaciones.

Este cambio no solamente es moverse a “ligas más grandes”, sino cambiar todas las reglas del juego, por lo que para evitar errores es necesario que aceptes tu “estatus de novato”, asegura Liz Wiseman, autora del libro Rookie smarts: why learning beats knowing in the new game of work (algo así como Los novatos inteligentes: por qué aprender vence a conocer en el nuevo juego del trabajo) en un texto publicado en la Harvard Business Review.

¿Qué significa esto? Wiseman encontró que aquellos que mantenían esta actitud y aceptaban su inexperiencia y novedad en el cargo, eran los que realmente escuchaban, buscaban guía, experimentaban y recibían retroalimentación.

“En vez de pretender que saben, los nuevos gerentes deben, irónicamente, aceptar e incluso anunciar, que son novatos. En vez de pretender que saben, deben asumir el rol de aquel que aprende”, sostiene la investigadora.

Sin embargo, esto no evitó que se equivocaran, según comprobó este estudio. Los errores que cometieron fueron dos.

El primero fue el ejecutar (por lo que fueron promovidos) en vez de apoyar para que sus colaboradores fueran los que realizaran el trabajo y el segundo, fue esforzarse demasiado por ser buenos líderes, justificar su nueva autoridad y tomar decisiones muy rápido y de forma empática. Vaya, buscaban convertirse en “los héroes”.

Esta transición es sumamente complicada porque una de las primeras cosas que descubren los gerentes novatos es que las habilidades que necesitaban para tener éxito en solitario no se parecen nada a las que necesitarán para ser exitosos en este nuevo puesto, y que ellos tienen un hueco entre lo que saben hacer y lo que ahora se necesita, explica Linda.

“En sus trabajos anteriores, el éxito dependía del expertise y acciones personales. Pero como gerentes, ellos son responsables de establecer e implementar una agenda para todo el grupo, algo para lo que sus carreras individuales no los prepararon”, asegura la investigadora.

Cuidado con los malos entendidos

Los nuevos jefes se equivocan, pero, ¿hay manera de evitar los errores? Quizá no de evitarlos, pero sí de aminorarlos y de hacer el mejor papel. La investigadora de Harvard comenta que conocer las expectativas realistas de lo que vas a enfrentar cuando llegas a esta posición puede ayudarte a evitar escenarios de desesperación.

Primero, ¿qué es lo que estás pensando que va a suceder en tu primer día? Crees que tienes la autoridad y la libertad para hacer que las cosas sucedan. Crees que tu posición te otorga cierto poder. Crees que vas a controlar a quienes te reportan. Piensas que vas a liderar el equipo construyendo relaciones con cada uno de los miembros.

¡Falso, falso, falso, falso! La realidad es muy diferente a todos los mitos que se han creado alrededor de esta toma de puesto. Las cosas no van a suceder tan rápidamente como tú esperas porque estarás inmerso en una red de relaciones de personas que lo hacen lento y que tienen demandas que causan conflictos. Tu posición no te va a dar ningún poder, sino que tu poder viene de tu habilidad de establecer la credibilidad con tus pares, empleados y superiores.

Los empleados no siempre siguen órdenes, por lo que no los vas a controlar así como así. Un equipo no se lidera dirigiendo a cada uno, sino que tendrás que conducirlos a todos en conjunto, si no quieres que lo que le suceda a uno le afecte negativamente a todos los miembros, explica la profesora de Harvard. Todo esto en conjunto pinta otro panorama al que los nuevos gerentes creen van a enfrentarse y conocer la realidadpuede ayudarte a evitar que te estrelles en la pared.

Necesitas a tu equipo

Hay algo que tienes que entender: No vas a alcanzar las metas ni a dar los resultados si no te concentras en motivar y desarrollar a la gente que hoy está a tu cargo. Antes podías solo, hoy ya no más. Pero para liderar con éxito, necesitas realizar un cambio en tu interior.

“Necesitas hacer un gran esfuerzo porque se va a modificar la forma en la que te relacionas con tus colaboradores, antes a lo mejor eran tus otros compañeros de trabajo, tú criticabas al jefe, ahora tú vas a ser el jefe”, asegura Martín.

Este cambio trae una especie de duelo, porque lo que era antes ya no es hoy. Conlleva un cambio personal que te exige fortalecer tu autoestima y tu autoconcepto.

Quizá este último incluso estaba cimentado en la forma en la que te relacionabas con tus compañeros, pero hoy, ellos están a tu cargo y quizá tengas que tomar decisiones que serán impopulares para ellos, así que el concepto que tienes de ti mismo tendrá que encontrar otros cimientos.

“Tú mismo debes estar respaldado por mi autoestima y convicción de que tus decisiones son las mejores para el equipo. Necesitas aprender que vas a quedarte solo en algunas decisiones y sin el respaldo socioemocional de tu equipo de trabajo”, explica el especialista. La emoción ligada a esta etapa es el duelo y la estrategia es la aceptación de lo que era ya no es, dice Martín. Así que es momento de aceptar ese duelo y caminar de lleno hacia tu nueva posición.

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