Fundaste tu empresa y necesitas dinero. Y una de las opciones que tienes para conseguirlo es el banco. De hecho, pedirle dinero prestado a estas instituciones es para los emprendedores la fuente de financiamiento externa más común, deuda de la que dependen directamente para satisfacer sus necesidades de arranque, flujo de efectivo e inversiones, según documenta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el estudio Nuevos acercamientos al financiamiento de los emprendedores y de las pymes: ampliando la gama de instrumentos.

A pesar de que es la fuente más común a la que se recurre, no es una tarea fácil el que un banco le preste a aquellos que apenas están iniciando en la carrera del emprendimiento.

En México —y en América Latina , de acuerdo con Corporación Interamericana de Inversiones (CII), el brazo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dedicado a ofrecer financiamiento a las pymes— el crédito es un problema  y son los bancos los que no están prestándole lo suficiente a las pymes.

¿Por qué? Por muchas razones, entre las que se encuentra el que los bancos las vean como sujetos de alto riesgo y no quieran prestarles mas que a tasas muy altas.

Otra razón por la que no prestan lo suficiente es el que los análisis de riesgo que realizan sean estandarizados y no midan adecuadamente a cada empresa y sus particularidades. Y si de por sí los bancos no prestan lo suficiente, la crisis de 2009 hizo disminuir estos préstamos –según el estudio de la OCDE– y al parecer, esto continúa. En México, de acuerdo con el último reporte del sistema financiero del Banco de México, a partir del segundo semestre de 2014, la concentración de la cartera bancaria empresarial ha aumentado en las empresas grandes. Es decir, los bancos están prestándole menos a las pymes y más a las compañías grandes.

Esto no quiere decir que no vayas a conseguir uno, aunque es difícil, pues piden varios requisitos y garantías que los emprendedores luego no cubren, pero no es imposible. En el caso de que tú pudieras sacar uno, ¿sería una buena opción? No es un tema que deba tomarse a la ligera ya que serán varios meses o años los que tendrás que pagarlo. Así que primero tienes que analizar los pros y los contras.

Los expertos solían recomendar que un préstamo bancario es adecuado para una empresa que lleva cerca de cinco años de operación, pero la realidad es que la edad de tu compañía no importa, sino que lo que es importante es cuál es el estado financiero que tiene, en qué etapa está y para qué quieres el dinero.

¿Préstamo o inversionista?

Si quieres dinero para que tu empresa crezca y además de éste necesitas de alguien que te oriente y sea tu mentor, tienes que tener claro que un banco no va a darte lo que necesitas. Es la diferencia entre capital y crédito.

Mientras que el crédito es dinero que proviene de una contratación de deuda, el segundo te hará crecer gracias a un plan detallado y a una mentoría especializada.

Adquirir deuda sin previsión es uno de los errores más comunes que cometen los emprendedores, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), así que la recomendación va en este sentido: “Es importante tener en cuenta que el crédito no siempre es la solución para la pyme. Es importante definir cuál es nuestro objetivo, cómo lo podemos lograr y si es con crédito o no. Es aconsejable definir si no hay otros mecanismos de financiamiento porque a veces lo que se requiere es capital y no crédito”. Así, antes de ir al banco más cercano y pedir un préstamo, necesitas entender para qué se necesita este recurso financiero y cómo vas a pagarlo.

“Si sólo lo necesitas para ponerlo a trabajar, para una maquinaria o remodelación de un espacio, probablemente lo conveniente sea un crédito, pero cuando necesita el know how y contactos para lograrlo, es cuando entra el capital, que toma acciones a la empresa pero que le aporta recursos frescos. Depende del momento en el que se encuentre el emprendedor para ver qué le conviene, no siempre es el crédito pero tampoco siempre el capital”, explica Ernesto Gómez, director comercial de Finmex, una entidad financiera dedicada a realizar préstamos a la medida para los emprendedores.

Ahora, ¿cómo están los números dentro de tu organización? Cuando tu empresa no tiene todavía números negros, es decir, que está todavía en una etapa en la que está en crecimiento y no está generando utilidades, seguramente será muy difícil conseguir un crédito; pero no sólo será difícil que te lo den, sino que en realidad no sería verdaderamente sano para la empresa.

“Estarías agregando un gasto financiero de efectivo y la empresa no va a tener de dónde fondearlo mas que de un capital externo. Hay muchos casos pidiendo un crédito esperando darle la vuelta al negocio. No siempre es cierto”, explica Gómez.

Ahora bien, si tus números son saludables, necesitas revisar si tu empresa tiene las capacidades para pagar este crédito con la operación del negocio ya que el objetivo es que tu crédito sea un instrumento productivo.

“Éste es aquel que cuando lo adquieres, inmediatamente pones a trabajar ese dinero y genera o más ventas o más ahorros. Por ejemplo, una máquina que sea más eficiente y que te reduzca costos o que genere más ventas. Depende del caso pero que sea productivo, no para un gasto que no se puede medir”, asegura el especialista. Para que un crédito sea útil para la empresa, tiene que arrojar beneficios medibles.

Por supuesto, antes de contraerlo tienes que realizar un análisis de la capacidad de pago que tiene tu empresa para que no termines pagándolo de tu bolsillo.

Relacionado con esto, uno de los errores que cometen los emprendedores al acercarse a una institución bancaria es el de mezclar un crédito personal con uno empresarial.

Es común que al inicio de la empresa suceda pero es necesario, conforme se va creciendo, eliminar estas prácticas ya que lo que se hace es financiar las actividades de la empresa con dinero caro.

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