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Más de 6 mil bebederos escolares se han instalado en el país con la participación de seis empresas privadas que ganaron la licitación.

Lo anterior ha sido posible gracias a los recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), asignados al Programa Nacional de Bebederos Escolares a cargo del Instituto Nacional de Infraestructura Educativa (INIFED) como parte de la reforma educativa.

Es decir, que se están instalando con recursos presupuestales de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y no con lo obtenido específicamente con los ingresos del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a refrescos, razón de ser de la reforma hacendaria, que entró en vigor en 2014 cuando se creó el nuevo gravamen.

En 2013, el Senado de la República aprobó crear el impuesto antiobesidad con el cobro de un peso por litro en bebidas soborizadas, dinero que iba a ser destinado a evitar enfermedades como la hipertensión y diabetes desde temprana edad a través de programas de educación física y la instalación de bebederos de agua potable para desincentivar el consumo de refrescos en la población escolar.

De calidad. El coordinador general de Enlace Regional del Programa Escuelas al CIEN y titular del Programa Nacional de Bebederos Escolares del INIFED, Óscar Pimentel González, afirmó que se está cumpliendo con lo prometido.

No es una bursatilización, tampoco se están usando recursos del bono educativo, son del presupuesto federal, aclaró.

Para lo cual trabajan con seis empresas privadas como Rotoplas, Corporativo Nebraska, Grupo Internacional de Diseño —que también ganó la licitación para instalar los bebederos en las estaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México—, GH Maquinaria y Maquinaria de láminas y Equipo.

Las empresas deben darle mantenimiento a esta infraestructura por lo menos durante dos años.

Cada mes tienen que revisar el filtro, las instalaciones eléctricas, la bomba y hacer limpieza.

Tienen un Comité de Mejoramiento de Infraestructura Educativa integrado por padres de familia para que colaboren a mantenerlos en buenas condiciones y concientizarlos para que sus hijos tomen agua.

Para las escuelas rurales indígenas se planea trabajar con algunas organizaciones no gubernamentales con el fin de echar andar programas piloto y aprovechar sistemas pluviales de agua.

El coordinador informó que a la fecha se han instalado en todos los estados del país 6 mil 295 sistemas bebedero en igual número de planteles, con lo cual se han beneficiado a más de 800 mil estudiantes.

La primera etapa consideró los centros escolares que tenían una conexión a la red municipal y con flujo continuo de agua potable.

Un requisito es asegurarse que antes de instalar el bebedero, el agua sea de calidad, para lo cual un laboratorio certificado por la Cofepris debe levantar un examen que garantice que se cumple con la norma 127 en la que se establece que el agua es potable.

Con el dictamen de la calidad del preciado líquido, el INIFED lo revisa a través del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, que funge como su brazo técnico para apoyarlos a evaluar los bebederos que oferten las empresas y así como a verificar si es favorable el resultado del estudio.

Después van a la escuela para definir en dónde se coloca el bebedero, ya que estos no pueden estar cerca de un baño ni tampoco en medio del patio.

Debe ser en un lugar accesible para todos los niños considerando a los que tengan alguna discapacidad.

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