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El dinamismo del mercado interno se mantiene como uno de los principales motores de la actividad económica del país.

Los ingresos de comercios minoristas crecieron 9.4% en junio respecto al mismo periodo del año anterior, informó el Inegi, tasa superior a la del consenso de los especialistas que preveían un incremento de 7%.

En lo que va del año, las ventas han registrado un crecimiento anual promedio de 8.3%, proporción que supera el 5% reportado en la primera mitad de 2015.

La cifra permanece alta ante la solidez del consumo discrecional. El bajo nivel de la inflación y del desempleo en el primer semestre del año, así como el elevado otorgamiento de crédito a los consumidores, favorecieron las ventas al menudeo.

Sólo uno de los nueve subsectores minoristas reportados por el Inegi ―ventas a través de internet, catálogos y similares― registró una disminución anual de 7.6% en junio, mientras que algunos subsectores importantes reportaron fuertes aumentos en sus ingresos a tasa anual.

En ese caso destacan los productos textiles, prendas de vestir y calzado (17.7% anual), enseres domésticos, computadoras y artículos para decoración de interiores (15.1%), vehículos de motor, refacciones, combustibles y lubricantes (11.3%) y alimentos, bebidas y tabaco (8.1%).

Así, los ingresos de los comercios al por menor aceleraron su expansión. Con ello, su tasa de crecimiento anual se ubicó en 9.5% en el segundo trimestre del año, frente a 4.7% en el mismo trimestre de 2015 y 7% en los primeros tres meses de 2016.

Los resultados son alentadores, apuntando a un buen desempeño del consumo privado en el segundo trimestre. Sin embargo, el diferencial entre las tasas de crecimiento anual de las ventas al por menor y el consumo privado se ha incrementado de manera notable en los últimos meses, lo que podría anticipar una desaceleración, comentó Eduardo González, analista de Banamex

Mónica Díaz, analista de grupo financiero Ve por Más, coincidió en que el consumo disminuirá gradualmente su dinamismo hacia el tercer trimestre del año. Los recortes de gasto público, la menor propensión de compra, así como el inminente traspaso cambiario (menores salarios reales) son elementos de riesgo.

El impacto de los recortes presupuestales al consumo proviene de los siguientes ángulos: por una parte, menores contrataciones o despidos en el sector público, y por otro lado, menores ingresos ante la disminución de subsidios.

Asimismo, el índice de confianza del consumidor ha registrado un desempeño acompasado.

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