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Este año se incrementó el riesgo de que las transacciones de México se financien con inversión de cartera, el llamado capital golondrino, lo que tiene influencia en los criterios para invertir en el país.

La balanza de pagos es la contabilidad nacional de entrada y salida de dólares, y sus dos principales cuentas son la corriente y la financiera.

El primer concepto mide las compras de mercancías y servicios de México con el exterior, menos las ventas, y el segundo registra las entradas de capitales por inversiones productivas y financieras, menos las salidas.

La cuenta corriente es deficitaria desde 1988 y se financia con el superávit de la cuenta financiera, pero la composición de esta última muestra riesgos de que la Inversión Extranjera Directa (IED) en México no alcance para compensar el saldo negativo y se haga con inversión de cartera, como en años anteriores.

De acuerdo con la balanza de pagos publicada por el Banco de México (Banxico), la cuenta corriente tuvo un saldo negativo por 6 mil 991 millones de dólares al primer trimestre, que fue financiado por un superávit de cuenta financiera por 8 mil 594 millones.

La cuenta financiera contiene la IED en México, la cual fue de 7 mil 896 millones y compensó el déficit de la cuenta corriente con un saldo a favor de 905 millones, el menor desde 2001 para un trimestre similar.

En opinión de Luis Adrián Muñiz, subdirector de análisis económico de Vector, lo idóneo es que la cuenta corriente se financie con IED, y no con inversión de cartera, debido a la volatilidad de esta última.

“No es lo mismo una inversión en activos tangibles, como la IED, que una inversión en activos financieros, como la de cartera, porque es fácil que un activo financiero se vaya del país”, expuso Muñiz.

México no tiene un déficit de cuenta corriente tan alto, pero ha venido creciendo, y el problema es que se financia cada vez con menos inversión directa. “El país está perdiendo la holgura con la que financia el déficit de la cuenta corriente”, comentó.

Explicó que la composición del financiamiento de cuenta corriente es una variable relevante que consideran inversionistas para mover capitales de naciones emergentes, como México.

“Hoy es todavía más importante qué tan sanamente se financia la cuenta corriente, ante el panorama de mayores tasas de interés en Estados Unidos que propiciará más flujos de capital hacia ese país”, opinó Muñiz.

Cuando migran flujos de capital de un país se deprecia su tipo de cambio, comentó, y la salida puede darse si los inversionistas consideran que el financiamiento de la cuenta corriente no es saludable.

Agregó que en las decisiones de inversionistas son cruciales los fundamentos económicos, debido a que si no están bien, la depreciación cambiaria es más significativa, por ello en México se debe implementar las reformas estructurales adecuadamente, así como mejorar la situación fiscal y el balance de la cuenta corriente.

“El país se debe diferenciar de otras economías emergentes, para que cuando los inversionistas decidan retirar sus recursos de una nación no escojan a México”, opinó Muñiz.

Alejandro Cervantes, economista senior de Banorte, coincidió en que lo idóneo es que el déficit de la cuenta corriente se compense con la IED. Habló de la importancia de implementar correctamente las reformas estructurales para atraer inversión directa.

La IED neta, es decir, la inversión en México menos la de mexicanos en el exterior, fue de 4 mil 131 millones de dólares al primer trimestre, 2 mil 861 millones por debajo del déficit de la cuenta corriente.

La inversión directa neta no alcanza para financiar el saldo negativo de la cuenta corriente desde 2011.

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