La semana pasada Luis Videgaray, secretario de Hacienda, adelantó algunos de los aspectos del Escenario Macroeconómico que presentará el próximo 8 de septiembre, cuando se den a conocer los Criterios Generales de Política Económica 2016, que sirven de base para elaborar el proyecto del presupuesto de egresos de la federación (PEF). Reconoció que habrá una revisión a la baja de las proyecciones de crecimiento, una plataforma de producción de petróleo de 2.2 millones de barriles diarios, un precio de la mezcla similar a las garantías contradas (US$49), tipo de cambio más elevado y que la inflación cumpliría con la meta de 3%.

El secretario fue enfático al señalar que no habría marcha atrás en la reforma fiscal y menos ahora por el desajuste que ha generado la caída de los ingresos petroleros, ni nuevos impuestos. Los desequilibrios a las finanzas públicas se enfrentarían con un recorte al gasto, apoyados en el diseño de un presupuesto base cero (PBC) que pudiera ofrecer un marco racional para pensar en un mayor ajuste y que ayude a mejorar su eficiencia, reforzando el mensaje de que esta vez el sacrificio principal lo haría el sector público.

En este sentido, los partidos de oposición apostarán a incluir en su agenda legislativa la revisión de la reforma hacendaria, pero con pocas posibilidades de éxito, considerando que el gobierno y sus aliados tiene mayoría en la Cámara de Diputados, y que una reducción de los ingresos tributarios haría más pronunciado el recorte en el gasto, generando un mayor descontento social.

El gobierno federal tampoco puede recurrir a mayor endeudamiento, máxime cuando quiere dar un mensaje de disciplina de las finanzas públicas involucrando a las entidades federativas, buscando generar confianza en el sector financiero. En este sentido, reforzaría la fiscalización, incrementando la base de contribuyentes y sobre todo combatiendo la evasión y elusión fiscal.

Un tipo de cambio más depreciado favorece a las finanzas públicas porque el ingreso de la factura petrolera en pesos crece. Este aspecto ha llevado a que algunos analistas crean que por ello la autoridad es complaciente con una paridad más elevada. Sin embargo, ello no es así porque de no interesarle no hubiese gastado 10 mil millones de las reservas internacionales en las subastas para evitar que se disparara más, lo que además afecta la confianza en el gobierno. El Banco de México ha reconocido el riesgo de que la depreciación del peso se incremente y que se traspase a los bienes no comerciables, es decir, asume que el traslado a los bienes comerciables es más inmediato.

Hasta el momento la depreciación del peso no ha tenido efecto en la inflación por varias razones: 1) la demanda agregada se mantiene débil e incluso el banco central anticipa que “la brecha del producto se mantenga en el terreno negativo en el horizonte de pronósticos”; 2) por la disminución del precio de la energía y de las telecomunicaciones (el primero tiene que ver más con la reducción de precio de las materias primas que con la reforma energética y el segundo es un efecto que ya concluyó); 3) la reducción del precio internacional de las materias primas ha compensado en gran medida la depreciación del peso, desde el maíz hasta el del acero, 4) los niveles de los inventarios eran elevados, 5) hasta hace poco los empresarios creían la hipótesis de que la depreciación era pasajera y que la paridad regresaría a niveles de 14 pesos.

Sin embargo, los factores que han neutralizado el traspaso de la mayor depreciación a los precios, podrían dejar de influir, una vez que el alza de precios de los insumos y de los bienes de capital impacte los costos de las empresas y éstas lo trasladen al precio del consumidor, porque además no todos los insumos son materias primas. El precio de los productos agrícolas puede tener un comportamiento distinto el próximo año, si una reducción de la producción mundial viniera acompañada con una fuerte sequía, escenario que es bastante probable considerando que se cultivarán menos extensiones de tierra por los precios bajos actuales.

El temor a un repunte de los precios es real. Incluso, Profeco amenazó con imponer sanciones a los comerciantes que los suban, lo cual fue recibido con disgusto por el sector privado, que lamentó que se revivan prácticas de controles de precios que ya se creían superadas.

Maestro en Economía
pabloail@yahoo.com.mx

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