A través de los años, no sé en cuántas discusiones he estado, en donde al preguntarse qué mejoras metodológicas se podrían hacer a indicadores en seguridad pública y justicia , nos han salido con respuestas del tipo “no existen esos datos”, “lo que sugieren es muy caro”, “no nos da tiempo”, o “ sí, ajá...” La última respuesta es la más frecuente, pero es una respuesta falsa e irresponsable.

Esto lo comento por dos motivos. El primero es porque en México han venido surgiendo cantidad de “índices” por todos lados , lo cual, de inicio está bien, pero al final, muchos ni agregan valor analítico ni se sostienen metodológicamente . Lo primero es superfluo y lo segundo es irresponsable. Lo más grave es lo segundo porque como dije en una nota anterior, en estos jueguitos de excel, se le va la vida a la gente, sus propiedades, y su calma.

El segundo motivo por el que comento esto es porque sí hay muestras de buenos índices . Por eso voy a comentar el caso de un índice que se presentó hace unos días, que es el Índice de Estado de Derecho en México (2018) , y al que usted puede acceder en el sitio https://worldjusticeproject.mx/ Antes de comentarlo, le aseguro al lector que no soy consultor, ni beneficiario, ni “cuate” de la organización que realizó éste índice. Me invitaron a darles sugerencias, igual que lo hacen otras organizaciones y colegas, y amablemente me lo reconocieron (porque a veces ni eso). Pero fue tan poco lo que hice, que hasta me sorprendió ver que anotaran mi nombre al final del informe. Así que le aseguro que yo no gano nada en reconocerles este trabajo. Lo hago por convicción en cuanto a que éste es e l rigor metodológico que el sector necesita. Y porque cuando los índices están bien hechos, ahí mismo están las soluciones, y esto hay que divulgarlo.

Lo primero que veo en este índice, es que, conceptualmente, está bien pensado . Este ya se utiliza para medir el Estado de derecho en el mundo , pero según ellos, ésta es la primera ocasión que se obtiene, con variaciones, en el nivel subnacional (en estados). Para mí, una mejora está en que no mide sólo la opinión, sino la adherencia al Estado de derecho . Además, combina diferentes unidades de análisis con diferentes fuentes de información . Ambas mejoras representan un adelanto significativo.

Segundo, veo que la metodología es correcta . Usted podrá leer el informe y ver, precisamente, que ésta es la manera correcta de levantar, procesar y analizar la información. Desconozco quiénes habrán hecho el trabajo de campo, pero viendo el tamaño de las muestras y el método de muestreo , puedo pensar que los resultados de su encuesta general son representativos con niveles de confianza y precisión aceptables . Por otro lado, el número y variedad profesional y geográfica de los expertos que abonaron información a través de un cuestionario, no puede más que enriquecer los resultados.

Tercero, también veo que la información estadística agregada está disponible en el sitio web , lista para analizarse por cuenta propia. A reserva de replicar sus resultados, puedo al menos reconocerles honestidad intelectual al compartir esta información públicamente.

¿Cuántos índices cumplen con estas características? Sinceramente, muy pocos. Y por eso es que los resultados de este ejercicio son poco cuestionables.

Y ahora pasando a los resultados, no le sorprenderá que todos los estados reprueben en todos los factores del índice , excepto en uno solo, en donde solamente dos estados sí aprueban, y que son Yucatán y Coahuila en el factor de orden y seguridad . Otra cosa que no le sorprenderá, es ver a los estados de Morelos, Edomex y Guerrero , hasta abajo de la tabla en este mismo factor. Conozco bien los dos primeros estados, y en realidad lo que reinan ahí son el crimen y el miedo. Otro resultado que tampoco sorprende es ver a la ciudad de México (CDMX) como el peor posicionado en cuanto a corrupción . En esta ciudad, todo está a la venta. Y si bien desconozco cómo estarán las cosas en otros estados en cuanto a corrupción, puedo asegurarle que estar peor que la CDMX en este tema, debe ser algo difícil de describir. Pero a la vez, alegra ver a la CDMX con el primer lugar en la tabla en gobierno abierto, no obstante también reprobada, y lejos de un puntaje ideal .

Si se fija bien, acabo de desarmar una de las creencias más extendidas en el subconsciente de los autoproclamados “expertos” en seguridad y justicia. La creencia de que los índices nos tienen que sorprender y aterrorizar, como si de una novela de Stephen King se tratara. Falso. Los índices no tienen por qué sorprender con sus resultados . Un índice bien hecho no tiene porqué dar resultados sorpresivos o dramáticos . Su objetivo es indicar con validez y precisión lo que indica.

A mí sólo me que quedaría hacer una petición a los autores del índice: que las bases de datos de la encuesta general y del cuestionario a expertos se pongan a disposición del público. Y bueno, ya abusando de la buena fortuna, pedirle a los futuros funcionarios del sector que le echen un ojo a este ejercicio. Que ya dejen las ocurrencias. Además, la buena noticia para ellos es que no es difícil entender el índice. Así que usen estos indicadores para establecer las líneas base y metas de los programas sectoriales. Pienso que ver esto suceder, sí sería una sorpresa. Y sí sería evidencia de una transformación positiva.

En síntesis, pues sí, los buenos índices ni son baratos, ni se diseñan y logran en pocos días. Pero la calidad de la política de seguridad y justicia nunca podrá ser mejor que las evidencias en que se sostiene. Los malos índices llevan a malos resultados de política. Los buenos índices al menos marcan un buen inicio.

Investigador y Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-3). Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo). Twitter: @cjvilalta

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