En la historia de la humanidad y en los antecedentes de los sistemas políticos del mundo, el anhelo más grande es, que la política se conduzca por la ética, si esto ocurre, la calidad de la democracia tendría estándares muy altos.

Uno de los enemigos de la democracia, es la falta de ética en su desarrollo, sin ella, los sistemas políticos colapsan. El Estado debe preocuparse por establecer condiciones para que los partidos políticos y todo su sistema electoral actúen bajo el deber ser.

Ningún partido político, ninguna democracia, ninguna institución del estado sus políticas y su función deben estar regidos por los estándares de alta calidad ética general siempre regulados por códigos de ética debe de actuar como un manual de operación estructural en todos los sistemas democráticos.

Como dijera Habermas, en el intercambio de argumentos entre los miembros de una sociedad, es la base de la libertad, lo dicho por este gran filósofo alemán, significa que una sociedad debe ser crítica, señalar los errores de su gobierno y reconocer sus aciertos. La comunidad debe ejercer en sus actos el principio de verdad y partir de él, para la discusión social de las ideas y ello traerá como consecuencia la protección de la libertad en colectivo y en lo individual.

El sistema político tiene como deber transformar su acción con base en los principios éticos y la aplicación de los valores de la justicia y la necesidad social, sobre todo para lograr el engrandecimiento y desarrollo del libre pensamiento del ser humano. El enemigo más grande de una sociedad, es, tener un Estado que le prive el derecho a recibir información que parta de una apreciación falsa.

No hay verdad que no preceda de un argumento fundamentado y que logre el convencimiento de todos. La verdad convence, la verdad te hace llegar a la libertad, esa libertad que tanto es anhelada por la sociedad.

La democracia necesita alimentarse de la verdad, por ello los entes políticos que por naturaleza son los partidos políticos y el sistema democrático de una nación, tienen que buscarla, tienen que argumentar sus acciones para cumplir con esa función democratizadora que las constituciones de cada país, encomiendan al sistema de partidos.

La verdad que convence, es, la que tiene buenos y justificadas razones para demostrar lo que dice, imagínense usted, que el que toma un micrófono y empieza a discursar, pero no tienen argumentos, sus propuestas no convencerán a nadie, el escucharte lo reprobará. Por otro lado, si el discursante prepara su disertación con un argumento sólido el escuchante se convencerá ¿por qué? porque cuenta con la información verídica y ética que no deja ninguna duda.

Los discursos políticos sin argumento, sepultan al más erudito y lo convierte en parlanchín de la palabra. La política partidista tiene que descansar su forma de convencer a través del argumento ético, ya sea, en la discusión de sus ideas al interior de sus miembros y más aún, en su exposición ante la sociedad; sin esas condiciones, la teoría de la política, merma la calidad de la democracia.

Un sistema de partidos, debe investigar a profundidad las causas que atentan contra el bien común, descifrar todas sus variables y buscar a cada problema la solución, una vez que las descubre, someterlo a un extenso y variado plan de discusión de los diferentes pensamientos internos que conforman todo el sistema, para luego llevarlo al debate público de la sociedad con argumentos sólidos y luego implementarlo bajo un estricto sentido de verdad y ética política en el sistema constitucional, esto ayudará al sano desarrollo de una democracia nacional y armonía con un sistema mundial de política sana.

La verdad y la ética en política genera una buena convivencia social y fortalece a los Estados democráticos, así como el desarrollo progresivo de los derechos humanos.

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