Al parecer no hay fuerza en la naturaleza que detenga la caída en picada de la carrera de Halle Berry luego de haber ganado el Oscar por Mejor Actriz en el ya lejano 2002. Y es que la supuesta maldición de aquellos que ganan el Oscar prematuramente (o por actuaciones que en realidad no lo merecían) le ha pegado con todo a la hermosa actriz, haciendo desde entonces papeles perfectamente olvidables en películas igualmente nimias.

Es el caso de Mujer en Llamas (Kidnap, 2016). Dirigida por el español Luis Prieto, la trama va de una mujer llamada Karla (Halle Berry), recién divorciada, en litigio con su antiguo marido por la custodia de su hijo de seis años llamado Frankie, y que trabaja como mesera en un típico merendero de Estados Unidos. Una tarde jugando en el parque, su hijo es secuestrado. Karla alcanza a ver el auto donde meten a la fuerza al niño por lo que esta madre super luchona se sube a su minivan (o mamá-van, como les llaman) y se lanza en una búsqueda frenética (con perdón a Polanski) por las carreteras de Louisiana.

La cinta retoma, básicamente, la misma premisa de Taken (2017), donde un papá, ex jefe de seguridad para el gobierno, ya retirado pero con un conjunto de habilidades bien aprendidas (Liam Neeson) se da a la tarea de voltear de cabeza Francia con tal de encontrar a los captores de su hija adolescente, también secuestrada. El problema con Mujer en Llamas es que se lo toma demasiado en serio, y al hacerlo, no puede evitar caer en el humor involuntario y en toda una serie de situaciones absolutamente inverosímiles. Y es que la desesperación natural y entendible de la mujer no se traduce en acciones realistas por parte de Berry, que lo único que atina a hacer es gritar muy fuerte y empezar a hablar en voz alta dentro de su mamá-van.

La película inicia con una muy absurda persecución en auto que dura casi la mitad del metraje de la misma y donde el director demuestra su incapacidad no sólo para generar escenas de acción o suspenso, sino incluso para hacer avanzar la historia. Parecería difícil, al fin y al cabo se trata de una vil persecución en carretera, pero Speed (De Bont, 1994) era la misma babosada (o peor , porque se trataba de un camión) y en aquella tanto Sandra Bullock como Keanu Reeves eran capaces de sacar avante la absurda trama incluso con sensación de peligro en escenas de acción bien montadas y hasta con cierto humor.

Por momentos pareciera que el único objetivo de Mujer en Llamas es convencernos de la buena manufactura de la marca de camioneta que usa Halle Berry, misma que aguanta choques, disparos, derrapones y sigue avante, amén de que los gasolinazos le hacen los mandados a esta super camioneta que rinde varios kilómetros por litro. Hazte a un lado Mad Max, la nueva reina de las carreteras es Halle Berry.

Ya cuando la persecución sucede a pie (a la bendita mamá-van finalmente se le acaba la gasolina), hay más oportunidad para que se construya algo de suspenso, pero para entonces ya es demasiado tarde, la película ha perdido por completo nuestro interés.

El desastre es el sino inevitable de esta película. No sólo por la torpeza de su director (cuyo único recurso para generar momentos de tensión es usar la cámara lenta una y otra vez), la ineptitud de Halle Berry, o lo mal estructurado de la trama. Y es que resulta que la cinta fue filmada en 2014, pero su estreno se había retrasado una y otra vez debido a que la empresa productora/distribuidora entró en bancarrota. Alguna fuerza de la naturaleza quería evitar que viéramos esta cinta, pero desgraciadamente siempre hay desastres que, tristemente, son ineludibles.

-0-

Síguenos en twitter:

Escucha nuestro podcast:

Google News

Noticias según tus intereses