adriana.reyes@eluniversal.com.mx

Con tres medallas olímpicas y muchas más a nivel internacional, María Espinoza no tiene nada que demostrar. Es por eso que la taekwondoín ha decidido que 2018 será un año de pocas competencias y mucha reflexión.

“No sé si participaré en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla; nunca ha sido una competencia que tenga como prioridad, pero sí puedo decir que antes de los Panamericanos de Lima decidiré si peleo por un lugar a los Olímpicos de Tokio o no”, comentó la competidora de 30 años de edad.

En 2017, Espinoza sólo participó en el Mundial que se llevó a cabo en Muju, Corea, donde obtuvo la medalla de plata. Este año su actividad también será discreta.

“Tengo que cuidarme ahora mucho más, analizar muy bien con mi equipo de trabajo mi calendario. Es importante tomar en cuenta que si no compito mucho puedo perder puntos del ranking. Tengo muchas ganas de seguir representando a México, pero el cuerpo también se cansa por la alta demanda física”.

La sinaloense descubrió una nueva faceta, ahora que dedica tiempo a la impartición de seminarios y talleres en escuelas.

“Los niños me recuerdan a mí cuando era pequeña y tenía muchas ganas de triunfar. Me encanta compartir un poco del conocimiento que he adquirido y complacer a todos los qe se acercan a mí para un autógrafo o un consejo. Me sorprende lo que muchos niños saben de mi trayectoria; es un orgullo ser el modelo a seguir de tanta gente”, comentó.

En la temporada que inicia la taekwondoín dedicará tiempo a terminar su carrera universitaria y a la construcción de su escuela en Querétaro.

“Es un sueño que no quiero soltar y que comparto con Janet Alegría, que actualmente es entrenadora. Va lento porque no he tenido mucho tiempo, pero cada día toma más forma. Quiero regresar al taekwondo y a las nuevas generaciones algo de lo que me ha dado en tantos años de carrera”, finalizó la doble medallista mundial.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses