Aunque falta la firma, el regreso de la NBA a México durante las próximas temporadas se antoja más cercano que el de otras organizaciones deportivas, que han encontrado una pared autodenominada “ Cuarta Transformación ”.

A diferencia de otros, el contrato que vincula a la mejor Liga de baloncesto del mundo con nuestro país es abierto y cuenta con cláusulas renovables, que no sólo se recargan en el éxito comercial de los partidos celebrados en territorio azteca, sino en un modelo de financiamiento independiente.

De acuerdo con Raúl Zárraga , director general de NBA México , la comunicación entre las partes es fluida y no incluye directamente a la actual administración, debido a que los viajes de la Liga al sur de la frontera han salido adelante gracias a la inversión privada.

“Trabajamos de la mano de las autoridades, pero nuestra relación directa es con la Federación de Baloncesto; todo lo que tiene que ver con los juegos no está asociado con fondos públicos”, recordó.

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El dirigente insiste en que el nudo que ata a la NBA con el suelo tricolor es cada vez más ajustado, algo que no dista del discurso que en la última época han ofrecido órganos como la NFL o la Fórmula Uno , por ejemplo.

Lo que sí contrasta es el silencio de la cúpula gubernamental, que se entiende positivo para la causa del basquetbol, si se toma en cuenta que —en el último año— sus palabras han puesto en jaque la continuidad de varios eventos de talla internacional.

“No hemos tenido ninguna dificultad y estamos en pláticas para continuar”, puntualizó Zárraga, cuya revelación toma fuerza con la confirmación de que la probabilidad de tener una franquicia mexicana en la G League (circuito de desarrollo de la NBA) ha dejado de ser una utopía y se ha transformado en un plan de acción.

“Echar adelante un proyecto de G League es una de nuestras prioridades”, concluyó, como parte de un anuncio que apunta a la extensión de un nexo con más alcance que un simple contrato

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