Lo que Jorge Luis Martínez quería al revelar que es gay no era atención, ni provocar sentimientos de aprecio u odio, simplemente: “Se tenía que poner el tema sobre la mesa”.

Doble medallista panamericano, bronce en 300 metros contra reloj y plata en 500 metros velocidad, se dice más que orgulloso por romper estigmas y barreras.

No ha cambiado el norteño, nacido en Sonora y avecindado en Guadalajara; responde con naturalidad, corto, no quiere irse a fondo, sabía lo que venía, sabía la atención que iba a causar el “salir del clóset”, primero en una revista y después a los ojos de todos en Lima, al celebrar su medalla de bronce con la bandera de México y la multicolor del orgullo gay.

“Pero las reacciones han sido positivas”, asegura. “Estaba preparado para enfrentarlas todas, mas lo que he encontrado ha sido apoyo”. Como positivo fue que a los 12 años de edad, su madre lo sacara de las calles para meterlo a entrenar patinaje de manera formal. “Así comenzó todo esto”.

Jorge no necesita atención extrema. En 2016 fue campeón del mundo en 100 carriles y desde 2013 no sale del top 10 del mundo. Es doble medallista panamericano y también medallista centroamericano.

Y con todo esto... ¿No teme que su carrera se venga para abajo? ¿Qué sus patrocinadores lo dejen de apoyar? ¿Qué sus rivales lo traten de otra forma?

“No, para nada. No creo que vaya a afectar. En todo caso será noticia. Me siento contento con lo que hice”.

¿Pensó mucho en revelar su condición? Quizá sí, quizá no, al final, todo lo ha tomado como “crecimiento personal. No me he enfrentado a discriminaciones en el deporte y espero no pase de ahora en adelante, porque somos personas normales”.

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