En el siglo III, de nuestra era cristiana en lo que es la actual Pamplona, nació el hijo de un senador romano, de nombre Firmo y de su esposa Eugenia. San Fermín se convirtió en misionero y por tradición, se le considera el primer obispo de Pamplona y murió martirizado.

En su honor, se celebran las famosas fiestas anualmente y es el día principal, el 7 de julio, con una fausta procesión, aunque la verdad, los festejos sean más de juerga y fiesta, que religiosos.

Desde el siglo XII se inició la festividad, aunque en el mes de octubre y fue en el siglo XVI, cuando se trasladaron al 7 de julio, que es un tiempo de mejor clima en la localidad navarra.

Desde el siglo pasado su fama se extiende en todo el mundo, con base en los encierros de las corridas de toros, que se trasladan desde las afueras de la ciudad a la plaza y su repercusión es enorme.

Desafortunadamente, desde el año pasado no se han podido celebrar las fiestas, incluyendo por supuesto, los festejos taurinos y no podemos pasar éstas fechas sin recordarlo, deseando que su retorno signifique la normalidad del calor humano, que tanto añoramos en el planeta.

Una de las anécdotas más entrañables, es la que sucedió en la corrida del 14 de julio de 2001, esto es, veinte años se cumplen, de cuando Eulalio López El Zotoluco en Pamplona, puso en alto al toreo de México ante los toros de Miura, saliendo en hombros, después de obtener dos trofeos y lidiar cuatro astados.

Eulalio actuó aquella tarde, con Juan José Padilla y El Renco. El primero, ídolo de los pamplonicas, sufrió en su primer astado una grave cornada en el cuello, durante la lidia de capote y le correspondió, a quién nació en Azcapotzalco en la ciudad de México lidiarlo, más el segundo, de Juan José, y los suyos.

La prensa española se volcó en elogios, para quién realizó semejante hazaña, que hoy recordamos y que la saboreamos en las imágenes, que varias veces transmitimos en el programa de Toros y Toreros en Canal 11, con la dirección del licenciado Julio Téllez y desde luego, antes en la transmisión en directo por la televisión de España.

En 2001, actúo El Zotoluco en Europa, en cosos franceses y españoles con grandes éxitos, por ejemplo, el 9 de septiembre en Arles, donde con un toro de Miura, obtuvo dos trofeos y el 15 de septiembre en Nimes uno, ante un fuerte astado de Cebada Gago.

Al siguiente año su apoderado de muchos años, José Manuel Espinosa -ahora en la Gloria- le propuso y el aceptó la idea, de apuntarse a lidiar en 2002 los encierros de la famosa ganadería andaluza de Miura, lo cual, le valió para ser reconocido por propios y extraños, por su gran capacidad técnica y por supuesto por las agallas de llevarlo a cabo, con éxito e ileso.

Para cerrar el capítulo de Los Miura el 3 de junio de 2004, alterno con Juan José Padilla y Dávila Miura sin gran suerte, pues lidió un toro de la ganadería referida y otro de Espartaco, que no le posibilitaron el triunfo.

La historia de Eulalio es ejemplar, en cuanto a carácter y actitud. Siempre contó con el apoyo de su recordado padre, quién puso todo de su parte, persiguiendo el lograr que su hijo remontará, la cuesta empinada del toreo y se dio el gusto en vida de verlo pleno.

Sus números fueron rotundos, más de mil cien corridas de toros y en La México, actúo en 75 ocasiones hasta, el 4 de febrero de 2014, casi treinta años después de haber tomado la alternativa, en San Buenaventura Coahuila, de manos de Fermín Espinosa Armillita -hijo del genial maestro- y El Fraile, con un toro de La Playa.

Su despedida fue, con quién ahora se retiró temporalmente, el valenciano, Enrique Ponce, cartel de mano a mano, con toros de Fernando de la Mora, en La México, el 4 de febrero de 2017, para cumplir más, de 30 años como matador de toros en activo.

Así las cosas, recordarlo es vivirlo y por ello, ¡Gora! que significa en español ¡Viva, El Zotoluco! En tiempo de pamplonada.

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