Es una realidad que la mayoría de los gobiernos de los estados, apoyan de una forma u otra, a los clubes de futbol, y éstos a cambio son utilizados, en diversos momentos como brazo político.

¿En qué consiste el apoyo? Éste puede ser de muchas formas. Lo más natural es cederles el control del estadio, vía comodato o arrendamiento. El gobierno deja que el club haga y deshaga con el inmueble, firme contratos de publicidad, de venta de insumos, remodelaciones, además de pagar una cuota fija y muy pequeña, por la luz, el agua y hasta por la seguridad que se debe presentar en cada juego.

Adicionalmente, aunque es negado por las autoridades, dentro del presupuesto del erario ha existido una partida especial para cubrir algunas necesidades del club, desde la nómina mensual y en algunas ocasiones hasta han sido dueños de cartas de algunos jugadores y de acciones de los equipos.

Ejemplo claro de la influencia de gobiernos en el futbol, es en Chiapas; en los más recientes años, la Selección Nacional Mexicana ha ido a jugar al Víctor Manuel Reyna en diversas ocasiones, gracias a la influencia del gobernador Manuel Velasco, quien con Jaguares desaparecido, enfiló su atención ante los Cafetaleros de Tapachula.

En Veracruz está el caso de Fidel Kuri, quien durante muchos años fue acusado por el actual gobernador Miguel Ángel Yunes, de ser respaldado abiertamente por Javier Duarte, ex mandatario del estado, hoy en prisión, en el manejo de los Tiburones Rojos, señalando que no pagó ni impuestos, ni servicios y tampoco seguridad.

“Las políticas públicas deben de ser clartas y transparentes”, dijo Decio de María, presidente de la FMF, tratando de terminar con estos vicios.

En cambio, los clubes respaldados por grandes empresas: América, Cruz Azul, Tigres, Monterrey o Pumas, se han deslindando de los apoyos de los diversos gobiernos, más allá de que pudieran existir en la cuestión de la operación de los estadios.

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