En los viejos tiempos del beisbol, la necesidad obligaba a los equipos a jugar de visitantes con uniformes oscuros para ocultar la suciedad que no se podía limpiar durante los viajes en carretera.

Con una sola franela, los peloteros subsistían durante toda la campaña, teniendo que coser los agujeros que las barridas en la tierra provocaban. Pero eso es antiguo testamento.

En la era de la mercadotecnia y la importancia de la imagen, los modelos de los jerseys han aumentado como si fuera la multiplicación de los panes.

Para este año, los Diablos Rojos del México tendrán disponibles tres camisolas de local y otras tres de visitante, que en su manga izquierda lucirán un parche dorado para conmemorar la temporada inaugural del estadio Alfredo Harp Helú .

Cada uno de los 30 peloteros que conforma el roster de la organización recibe las seis franelas diseñadas para la campaña, más ropa de entrenamiento y prendas de viaje.

Por segundo año consecutivo, la marca mexicana El Siglo es la encargada de la confección de todas las prendas, excepto gorras.

Al vestir al equipo más ganador y prestigioso del beisbol mexicano, El Siglo se comprometió a entregar 100 paquetes completos de cada combinación de uniformes para que los utileros no tengan la necesidad de zurcir o parchar grandes hoyos.

Cuando los Diablos salgan de su nuevo infierno, el personal del equipo transportará pantalones adicionales en diferentes longitudes y cortes, en caso de que algún pelotero lo rompa.

En cuanto a las medidas de las camisolas, cada jugador le indica a El Siglo la talla que usará tal como se conocen en la ropa: chica, mediana y grande. Bueno, para Japhet Amador , extra grande.

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